Es un neologismo formado por la raíz del latín capital, y el sufijo -ismo. Capital cobra sentido al referirse al conjunto de bienes compuesto por dinero y propiedades, que dispone un individuo, mientras que el agregado del sufijo -ismo tiene la función de dar cuenta de una doctrina o sistema.
Sistema económico movilizado por el capital y la inversión empresarial
De dicha combinación surgió la denominación que se le atribuyó a uno de los sistemas económicos más representativos, amado y odiado por igual, allá por el siglo XVI, en Inglaterra, y que sustituyó al Feudalismo, el sistema imperante en Europa entre los siglos XI y XV.
Está basado en el capital como recurso de producción y generador de riqueza a favor de quienes detentan el dinero, por supuesto, y sin que medie casi la intervención del estado en el juego económico.
Es la contracara del intervencionismo donde sí se procura y existe la incursión del estado en la actividad económica con el objetivo de restringir el monopolio, por ejemplo, a través de subsidios, regulaciones, y de políticas orientadas a esos fines.
Personas y empresas se dedican a la producción y comercialización de los bienes y servicios que producen a instancias de este régimen económico que es sin lugar a duda uno de los de mayor vigencia y presencia en el mundo desde hace ya cinco siglos, y asimismo uno de los más cuestionados por diversas doctrinas y movimientos.
Su dinámica básica consiste en la inversión que realizan las empresas con el fin de producir bienes y obtener beneficios siendo esto posible gracias a la fuerza de trabajo subordinada y asalariada.
La producción se comercializa bajo las condiciones del libre mercado donde será el juego entre la oferta y la demanda el que determine los precios de los bienes.
Origen de la división laboral y la movilidad social
Se lo considera responsable de la división del trabajo en función de la fuerza física, las capacidades, y los conocimientos, y de la estratificación social en base a clases sociales, cuya pertenencia a tal o cual dependerá de las habilidades que cada persona desarrolle en su trabajo, permitiendo la movilidad social, hacia arriba o hacia abajo, según sea positiva o negativa la performance laboral.
Las clases sociales características de las modernas sociedades capitalistas son: la clase alta, media y baja.
La primera está compuesta por las personas que ostentan los mayores ingresos (ejecutivos, empresarios, y profesionales destacados), la segunda se conforma por pequeños y medianos empresarios, profesionales, e intelectuales, y la clase baja mayormente formada por el sector obrero, desempleados, y marginales del sistema.
Patrones ricos y empleados pobres, la gran crítica
La presunta explotación que efectúa sobre la fuerza laboral y el enriquecimiento que obtienen unos pocos en detrimento de los trabajadores es el principal cuestionamiento que se le ha hecho históricamente.
Socialismo y Comunismo versus Capitalismo
El Socialismo es el sistema que surgió como contrapartida a sus presuntos excesos y que pugna porque sea la sociedad la que controle los medios de producción y la fuerza de trabajo para garantizar una distribución de la riqueza equitativa y la no opresión laboral.
Mientras que el extremo lo ha encarnado el Comunismo, un sistema que avanza un poco más allá que el Socialismo contra la explotación del capitalismo y por ende propone la supresión de la propiedad privada, la inexistencia de clases sociales, y la propiedad colectiva de los medios de producción.
El filósofo alemán Karl Marx ha sido el cultor y promotor más emblemático del Comunismo.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 11/2018, en https://etimologia.com/capitalismo/