Etimología de Sociedad

EdNurg

Se observa en el latín sociĕtas, permitiendo visualizar su construcción sobre el término socio, en latín socius, y el sufijo -dad, en la forma latina -tas, funcionando como agente de cualidad. Por lo tanto, en su significado originario hacía referencia a la idea de compañía, consolidado por el cumplimiento y conformidad de una serie de disposiciones jurídicas y culturales que rigen la comunidad de la cual cada individuo es parte activa.

Es importante, para entender la importancia de la raíz latina socius, exponer términos que se asocian a éste: sociología (es un neologismo de socius y -logia por e griego logos), sociópata (en este caso desde lo individual, se combina con el griego -pathḗs, al respecto de padecer), o sociocultural (uniéndose a la referencia en el latín cultūra y pautado por el sufijo -al, de pertenencia), entre otros.

Desde un punto de vista estrictamente histórico, el término entendido como comunidad de individuos se empezó a utilizar en español hacia el siglo XIII, marcando que no vivimos aislados unos de otros, y que formamos vínculos intrapersonales (por ejemplo, la familia), colectivos (clanes, clases o estamentos organizados) o grandes comunidades (una nación o la unión de varias en un proyecto común). En nuestros días empleamos la denominación aldea global para referirnos a toda la humanidad como un todo.

De manera gradual los seres humanos fuimos creando estructuras sociales cada vez más complejas

La reconstrucción de la prehistoria presenta una dificultad singular, ya que solo los restos del pasado remoto permiten aportar algo de luz a los orígenes de la humanidad. A pesar de esta limitación inicial, sabemos que la idea de sociedad se fue conformando de manera gradual a partir de una serie de avances y conquistas.

En primer lugar, la adquisición de la posición bípeda fue un primer paso determinante para la identidad humana. Con la postura erguida empezamos a construir utensilios adaptados a la mano y con ellos fuimos más eficaces a la hora de cazar. Paralelamente llegaron otros logros: la conquista del fuego, el arte de las cavernas y los primeros enterramientos que expresan una idea primaria de la trascendencia. La domesticación de las plantas y los animales fueron aspectos claves para que abandonáramos el nomadismo y creásemos los primeros asentamientos estables, las ciudades.

Con las primeras urbes en Mesopotamia ya es posible hablar propiamente de una sociedad organizada. En los núcleos urbanos fuimos creando un modelo de comunidad cada vez más complejo.

Construimos templos para adorar a los dioses, empezamos a intercambiar productos con otros pueblos, inventamos la escritura para dejar testimonio de nuestras actividades y organizamos las primeras instituciones políticas y rudimentarios códigos legales.

Una idea en constante transformación

Durante siglos las comunidades humanas eran cerradas, es decir, se organizaban con criterios fijos que determinaban el destino de los individuos. En este sentido, en el medievo la sociedad se dividía en estamentos y nacer en el seno de uno o de otro condicionaba el futuro de cada persona.

En la actualidad sigue habiendo diferencias entre grupos o clases sociales, pero el modelo social es en líneas generales abierto. Así, alguien puede nacer en un contexto pobre desde el punto de vista económico y con esfuerzo, dedicación y algo de suerte llegar a adquirir un nivel social muy distinto.

El salto entre la sociedad cerrada y la sociedad abierta se produjo a partir de la Revolución Francesa, cuando se proclama una idea fundamental: todos los individuos son iguales en derechos y libertades.

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