Etimología de Jerarquía

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Se registra en el latín hierarchia, tomado del griego hierarkhia, en alusión a un orden impartido desde el máximo escalón en un marco originario religioso, asociado a la posición y figura del jerarca, en la forma griega hierárchēs o hierarkhēs, señalando al padre o líder religioso, pautando los elementos hiera, que remite a un rito u elemento sagrado, y el verbo arkhein, por liderar.

La figura del mandatario o jefe genera una especie de culto a la personalidad. Así, los subordinados ven al líder como un ser de orden superior al que hay que respetar. Cuando hablamos de jerarquía estamos estableciendo «orden sagrado».

La mayoría de colectivos humanos se forman con criterios jerárquicos

Si pensamos en el estamento militar, todos los ejércitos que han existido y existen se organizan siguiendo un cierto orden en el mando. El escalafón militar se divide en rangos. De menor a mayor los principales rangos son los siguientes: recluta, soldado raso, cabo, sargento, subteniente, teniente, capitán, mayor o comandante, coronel y general.

En los colectivos religiosos existe igualmente una pauta de orden jerárquico. Si tomamos como referencia la religión católica, la clasificación de menor a mayor rango es la siguiente: diácono, presbítero, sacerdote y obispo.

En el contexto empresarial, en las organizaciones políticas y en el mundo del deporte también se maneja una clasificación para ordenar la cadena de mando.

Al margen de colectivos concretos, en el conjunto de la sociedad ha habido y hay un cierto orden que establece una norma general: unos mandan y otros obedecen. En la Edad Media la sociedad se dividía en estamentos o grupos: pueblo llano, nobleza y clero.

En la sociedad actual no existe un ordenamiento oficial donde aparezcan rangos, pero las diferencias siguen existiendo a través de otros mecanismos (el dinero, la raza y el linaje son elementos que sirven para ubicar a unos en un nivel superior y a otros no).

El anarquismo y el comunismo han luchado por un mundo sin mandos, por una sociedad sin clases sociales

En ambas doctrinas políticas hay una propuesta similar, pues se pretende la abolición de las diferencias sociales. En el caso del marxismo, la lucha de clases es el mecanismo que debe guiar la revolución hacia el auténtico socialismo. En el anarquismo se aboga por un modelo social cooperativo donde la figura del jefe no tenga sentido.

En defensa de una cierta jerarquización social

Desde posturas liberales y pragmáticas se rechaza el anhelo de una sociedad sin clases. Para defender esta tesis se manejan argumentos distintos:

1) hay personas más capacitadas que otras, por lo que es razonable que los más preparados asuman más responsabilidades,

2) la plena igualdad es injusta, ya que coloca en el mismo plano al que se esfuerza y al que no y

3) la idea general de que alguien manda y otro obedece no es necesariamente negativa, siempre y cuando el que ejerce el mando lo haga con respeto a sus subordinados.

Por último, un modelo jerárquico en cualquier contexto es injusto e indeseable cuando se impide el cambio de estatus o clase social. Para que la movilidad social sea posible es necesario que se establezcan mecanismos de igualdad de oportunidades.

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