Si nos remitimos a la procedencia etimológica del término nos remontaremos a la república romana con el latín Status, cuyo uso, tanto legal como coloquial hacía referencia a la posición que se tiene en el marco de una organización, institución, situación o condición natural o jurídica.
Partiendo desde un marco filosófico del término estatus, encontramos que hace referencia a condición, modo de ser o situación. Específicamente designa el modo de ser de una realidad, o la situación en que se halla una realidad.
El Estatus es el hecho de estar, es decir, de hallarse en una cierta situación o condición, de encontrarse en un cierto modo
Advertimos de inmediato que reducir la comprensión de este término tan sólo a estamentos sociales sería perderse de una enorme riqueza en cuanto al carácter histórico, filosófico e incluso en el marco del derecho en donde está inmiscuida la palabra estatus.
Frecuentemente la noción es interpretada también por situación o postura. Podría asimismo emplearse para interpretar la categoría aristotélica χάσχειν (como cortado), asimismo es interpretada como pasión. La posibilidad de emplear el mismo término para interpretar varias nociones indica que hay diversos modos de estatus, o más precisamente, varios modos de estar. Puede decirse entonces que el estatus es una de las maneras del ser, pero a la vez puede admitirse como un modo distinto del mismo.
Después de su origen en la Antigua Roma, la noción de estatus se nos muestra de uso común en el medioevo, se observa como un antecedente de la noción actual de situación
En esta época fue común su uso en relación con expresiones como status naturae (estado de naturaleza), que ha tenido un sentido teológico y también un sentido antropológico. De un modo preciso ha definido el estatus (status) como una permanencia estable asegurada por las leyes de la sabiduría divina. Las entidades se hallan en el estado que corresponde a su naturaleza en cuanto ha sido establecida, y afirmada, por la sabiduría de Dios. En cierto sentido se puede decir entonces que el ser de cada cosa es propiamente (y hasta formalmente) su estado o su estar.
A partir de la modernidad y con especial énfasis en nuestra contemporaneidad, la noción de estatus adopta progresivamente su sentido de estamentos o clases sociales, donde se comprende la ubicación de un individuo en cuanto un orden jerárquico de acuerdo a un determinado estilo de vida que representa una función social determinante
Entre estos estamentos podríamos señalar el orden entre ricos, medios y pobres, así como, en el medioevo, podemos ubicar aristocracia, clero, nobles, alto clero, bajo clero y siervos.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 11/2018, en https://etimologia.com/estatus/