Es visible en el latín como mercātus, tal como se denominaba en la antigua Roma a la cita donde se encontraban comerciantes y consumidores, regido en gran medida por una idea de intercambio ante la falta del desarrollo económico formal, procediendo del verbo mercari, remitiendo a comprar, basado en las formas merx, mercis, entendiendo la mercancía, sobre la raíz del etrusco *merk, entorno al contexto y acción de comprar.

Asociando los componentes etimológicos, es posible observar las palabras mercader (originado en el catalán mercader, vinculado a la forma mercat por mercado), mercancía (visto en el italiano mercanzia), mercadotécnia (conjugando mercātus y el sufijo del latín -technia, basado en el griego -technía, por téchnē) o mercenario (registrándose en el latín mercenarius).

Comprende un espacio físico o virtual, considerando el emergente territorio digital forjado sobre las avenidas de Internet, destinado a una operación entre dos o más actores entorno a un producto y/o servicio, distinguiendo los papeles de vendedor y de comprador, y los respectivos derechos y responsabilidades encuadradas en el marco jurídico vigente. Así mismo, se expone la figura del mercado, configurada e influenciada por la actividad económica de la población, aplicándose al valor de la moneda nacional así como a otras referencias como el oro o el innovador bitcoin, y a instancias del sistema bursátil, basado principalmente en la valorización de acciones respecto a una determinada empresa de carácter privado o público.