Etimología de Ontología

Nedomacki

Se reconoce en el latín moderno como ontologia, formado por los elementos del léxico griego: óntos, que señala al ser vivo, y -logía al respecto de logos, remitiendo al saber o ciencia. Entre las referencias históricas, está el trabajo del filósofo alemán Jacob Lorhard, «Ogdoas Scholastica», de 1606; luego, tiene registro en «Lexicon philosophicum», en 1613, por el filósofo alemán Rudolf Goclenius, quien además se destaca entre los primeros referentes de la palabra psicología; por su parte, el teólogo suizo jean Leclerc titula su trabajo «Ontologia et Pneumatologia», en 1692.

Se trata, por lo tanto, de la ciencia que estudia el ser. La misma fue etiquetada por Aristóteles como la filosofía primera: el principio a partir del cual podemos entender la diversidad de lo que existe. En otros términos, si existen distintos seres en la naturaleza esto quiere decir que hay una idea previa sobre el ser.

En la terminología filosófica ontología y metafísica son términos equivalentes

Los primeros filósofos presocráticos distinguieron entre la pluralidad de realidades y el origen común de todas ellas. Así, entendían que había un arjé o sustancia primigenia de la cual deriva todo lo demás. Este tipo de reflexión sugería que había una esencia común relacionada con todo lo que existe. En otros términos, podríamos hablar de seres y de un ser. La ontología o filosofía primera es precisamente el conocimiento que estudia la idea de ser.

El primer filósofo que reflexionó sobre la noción de ser fue Parménides de Elea. En su planteamiento presenta una original tesis: si las cosas cambian esto quiere decir que dejan de ser y algo no puede dejar de ser. En consecuencia, la realidad del cambio es meramente una ilusión desde el punto de vista estrictamente racional.

La visión aristotélica

A través del lenguaje podemos identificar las reglas de la lógica. Sin embargo, más allá de la lógica, todo lo que existe (los seres) remite necesariamente a una sustancia o ser.

La sustancia es para Aristóteles aquello que puede existir por sí solo. Por otra, parte, las características particulares de un ser constituyen sus accidentes. Lo sustancial de algo está formado por una combinación de materia y forma y, por otra parte, lo accidental de cualquier ser está formado por todo aquello que puede cambiar en él: su posición o lugar, sus coordenadas temporales o su cantidad. De esta manera, tenemos que las cosas o seres cambian, pero hay algo que no cambia.

Solo cambia el ser de algo cuando nace o cuando deja de existir (por ejemplo, cuando una persona muere se produce un cambio sustancial y el individuo deja de ser quien es).

En el lenguaje aristotélico los seres individuales y concretos son sustancias primeras, mientras que las sustancias segundas son las características generales que afectan a unos seres individuales.

La ontología aristotélica permite dar una cierta unidad a todo lo que existe. Así mismo, esta ciencia primera se proyecta sobre distintos asuntos: el problema del cambio, la diversidad de especies o la comprensión general de la naturaleza.

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