Etimología de Geopolítica

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Comprende la fusión de dos componentes: el prefijo geo-, del griego geō-, por gê, remite a la tierra, y política, apreciado en el latín como politĭcus, sobre la raíz griega politikós, femenino de politikḗ, determinado por el término polis, que hace alusión a la ciudad y los correspondientes intereses y responsabilidades de la misma.

En su sentido actual, la denominación geopolítica se refiere al estudio de las relaciones de poder en el mundo. Obviamente, la idea de poder se proyecta típicamente en aspectos relacionados con un territorio: explotación de recursos naturales, rutas comerciales, conflictos fronterizos. etc. En otras palabras, el marco geográfico determina el devenir de los acontecimientos políticos, y la lucha por el poder no es algo abstracto e indeterminado, sino que se concreta en un marco territorial.

Vale la pena recordar que las comunidades de hombres primitivos ya peleaban entre sí para ocupar las mejores zonas para la caza. Al mismo tiempo, la formación de todos los imperios a lo largo de la historia se explica por una combinación de intereses políticos y circunstancias territoriales.

Esta disciplina surgió a finales del siglo XlX por la influencia de la teoría evolucionista

La obra de Charles Darwin sobre la evolución de las especies supuso una revolución en todos los órdenes. Así, los mecanismos de la selección natural sirvieron como marco de referencia para la sociología, la filosofía, la antropología o la política. En 1916 el politólogo y geógrafo sueco Rudolf Kjellén publicó el tratado fundacional de geopolítica: «El estado como órgano viviente». En esta obra se analiza la formación de los imperios a finales del siglo XlX y principios del XX.

Para Kjellén, las naciones no deben entenderse simplemente en su dimensión jurídica, sino que de alguna manera son como un organismo vivo. Así, algunos pueblos tienen la necesidad de difundir sus intereses culturales y económicos más allá de sus fronteras naturales y esta circunstancia constituye la esencia del afán imperialista de algunas naciones europeas. Desde su perspectiva, las grandes naciones tienen un espíritu competitivo que les empuja a la dominación de otros territorios.

Las tesis de Kjellén fueron asumidas por los nazis para legitimar el expansionismo del Tercer Reich

El afán de dominación de todos los imperios necesita de alguna justificación teórica. A principios de la década de 1930 el Tercer Reich alemán liderado por Adolf Hitler encontró la excusa perfecta para iniciar su carrera expansionista: la nación alemana tenía que crear un imperio para garantizar su supervivencia. Con este criterio «legitimo» la Alemania nazi ocupó el territorio de Checoslovaquia, Polonia y Austria.

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