Etimología de Poder

Daniel Meunier

Extiende sus raíces al latín vulgar *potēre, asociado al latín posse, interpretándose al respecto de la posibilidad y por ende a tener la capacidad para realizar lo que uno se propone (así la conjugación potes remite a tú -puedes-). Asimismo, se lo puede asociar en Aristóteles en sus trabajos sobre la Metafísica, exponiendo la potencialidad que habita en un ente que lo impulsa a desarrollar la plenitud de su ser.

Pero, un momento, es que acaso lo que entendemos comúnmente como poder no refiere, en total expresión de la fuerza, al dominio que se tiene sobre algo? Por qué entonces las vertientes etimológicas nos refieren hacia una potencia o posibilidad que se posee antes de actuar? La noción de poder, así como muchas otras que hemos venido desarrollando, transgreden el valor pírrico del saber común

Expliquemos ejemplificando junto con Aristóteles, desde la antigüedad griega (siglo IV a.C.), en franco diálogo con el pensamiento contemporáneo de Hegel (sigo XIX). Cuando observamos una semilla, su ser en potencia, es decir, se nos muestra como una posibilidad sobre lo que aún no es, pero debe llegar a ser.

Pero, qué es esto que la semilla es en potencia (δυναμις): la semilla es potencialmente un árbol, es decir, su poder se ubica, primeramente, en ser la posibilidad aún no desarrollada de su ser (δυναμις) en franca contradicción con el ser que debe llegar a ser en plenitud (ἐντελέχεια). Desde este ejemplo lo interpretamos como la capacidad de llegar a ser lo que debemos ser.

La comprensión de Poder no puede deslindarse de estos dos momentos: la potencia y el acto consumando de realización

Hegel comprenderá este desarrollo ejemplificado con la semilla y el árbol a través de la idea de evolución.

El filósofo Friedrich Nietzsche (siglo XIX), va a superar esta noción de poder de corte evolucionista al señalar, desde la fuerza abismal que revaloriza a partir del pensamiento trágico griego, interpretando en íntima relación vital la noción de poder (macht) con la noción de voluntad (Wille), comprendiendo la vida como aquella voluntad de poder (Der Wille zur Macht) que impulsa siempre al viviente a ser más de sí mismo, es una fuerza que emerge y late desde lo más recóndito de la naturaleza, la cual sólo puede ser enunciada o señalada pero no conceptualizada.

Lo que para nosotros es menester, desde la revalorización de la noción que aquí hemos desarrollado, se orienta primero hacia la apertura de nuestra comprensión en cuanto a los momentos que comprenden el postulado (potencia en acto de ser en plenitud) y, en segundo lugar, a la revitalización del poder no sólo como dominio de lo externo, sino como perspectiva de nuestra fuerza natural más profunda, esa que siempre nos moviliza a ser más de nosotros mismos, superando esquemas meramente racionales o creencias determinadas.

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