
La noción de ignorancia despliega sus ramales interpretativos hasta la antigüedad romana, en donde la proveniencia etimológica se nos revela en la palabra ignorantia, compuesta del verbo gnoscere, conocer, antecedido del prefijo negativo in-, permitiéndonos interpretarla como aquello que no se conoce o lo que se encuentra privado de conocimiento.
Si atendemos a la comprensión que emerge desde el filósofo Inmanuel Kant (siglo XVIII), la ignorancia se presenta como la imperfección del conocimiento y, más directamente, como la imperfección de defecto, inseparable del conocimiento humano y que se debe a los propios lÃmites del humano
Kant la distingue en objetiva y subjetiva: La objetiva consiste en el defecto de conocimientos de hecho o ignorancia material, o en el defecto de conocimientos racionales o ignorancia formal. Para este filósofo puede ser disculpada en los casos en que el conocimiento sobrepase el horizonte común, pero es culpable en los casos en que el saber es necesario y alcanzable.
Una de las más importantes nociones se aprecia en la antigüedad griega, especÃficamente en la Grecia Clásica del siglo V a.C., en el pensamiento filosófico de Sócrates. Este filósofo ubicará a la ignorancia como principio fundamental desde donde se posibilita el conocimiento ya que, sólo declarándose el hombre en estado de ausencia de verdadero conocimiento, es decir, deslindándose de la posición de sabio que contiene en sà la totalidad inamovible de lo conocible y, declarándose ignorante, se hace posible el impulso primigenio que posibilitará la investigación que conducirá a la verdad a través del diálogo.
En la Atenas del siglo V a.C, el oráculo de Delfos habÃa señalado a Sócrates como el más sabio de la Hélade
Ante ello, Sócrates interpelaba a los Sofistas (maestros de sabidurÃa) sobre el significado de la sabidurÃa, al observar en sus explicaciones que no conocÃan realmente qué es la sabidurÃa comprendió que él era el más sabio ya que no poseÃa a plenitud la sabidurÃa, como nadie puede hacerlo según deducirá posteriormente, declarándose ignorante, es decir, posibilitado ante la disciplina que tiende siempre al saber pero que nunca logra poseerlo; la filosofÃa. Es por ello que la filosofÃa es concebida como tendencia o amor a la sabidurÃa.
La noción de sabio se contrapone a la de filósofo, ya que éste último se declara ignorante, es decir, en ausencia de aquello que se puede y debe conocer por necesidad, abriéndose el espÃritu ante la facultad propia del conocer que requiere el movimiento entre lo no sabido, para asà luego, saberlo.

Benjamin Veschi. Año: 2018. En https://etimologia.com/ignorancia/
