Etimología de Diálogo

Iris

Está ubicado en el latín como dialŏgus, a partir de la raíz griega diálogos. Al pensar en la valoración de esta palabra viene a la mente una descripción: la conversación entre dos o más personas. Sin embargo, si atendemos a su etimología nos encontramos con un objetivo, ya que para los griegos de la antigüedad este vocablo hacía referencia al proceso de conocimiento mediante la palabra. Así, el prefijo dia- comprende un -a través de-, en este marco al respecto de la palabra, y logos señala explícitamente el saber manifiesto.

De la agrafía de Sócrates a los diálogos platónicos

Sócrates concebía el saber filosófico como un intercambio de ideas en el que dos o más personas razonan con un fin: acercarse a la verdad. Para el filósofo ateniense el genuino debate de las ideas se hacía en las calles y plazas de su ciudad y no en los libros (por este motivo se afirma que la filosofía socrática es ágrafa, es decir, sin escritura).

El método del filósofo para buscar la verdad se basaba en dos procedimientos dialécticos: la ironía y la mayeútica. A través de la ironía planteaba preguntas incómodas y mediante la mayéutica iba «sacando a luz» el conocimiento de su interlocutor.

Platón fue el principal discípulo de Sócrates e inspirándose en él creó sus célebres diálogos. Cada diálogo está dedicado a un tema (el Parménides aborda la cuestión de las ideas, el Fedro trata sobre el amor, el Banquete es una reflexión sobre la idea del bien y la República es un tratado sobre la justicia).

Si bien Platón seguía a su maestro, introdujo una novedad: el debate filosófico abandonaba la agrafía para plasmarse por escrito. En este sentido, el enfoque platónico expresa el sentido originario de lo que significa diálogo, ya que sus obras son un camino hacia el conocimiento a través de las palabras.

Seguimos dialogando con una dimensión filosófica y terapéutica

En el psicoanálisis el terapeuta va conociendo a su paciente a través de preguntas y, por lo tanto, ambos dialogan con un propósito: la sanación del paciente. El intercambio de ideas entre dos amigos, el debate político o la confesión en el contexto del cristianismo son igualmente una modalidad de conversación.

En los diferentes contextos el diálogo se convierte en una búsqueda de algo: un acuerdo o pacto entre los interlocutores, un consuelo espiritual para el que sufre, un nuevo proyecto o un camino de sabiduría.

El coaching y Sócrates

Las técnicas de coaching se han puesto de moda en los últimos años. El coach no es un gurú con conocimientos profundos, sino que su técnica profesional se basa en el principio socrático de la mayéutica. Haciendo preguntas a su cliente, este va tomando conciencia de sus propios errores o debilidades.

El coach es un nuevo Sócrates que «saca a la luz» aquello que el cliente ya sabe pero no es consciente de ello.

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