Etimología de Tiempo

Maxime

Tiempo, proveniente del latín tempus indica momento, instante, estado temporal. Sin embargo, la concepción hunde sus raíces en la Grecia arcaica (siglo VIII a.C., en la Teogonía de Hesíodo) donde era concebido como Aion; eternidad, desde una perspectiva mitológica en relación al dios Cronos, quien, en su eternidad divina, mató a su padre asumiendo su lugar, y pasó a devorar a sus hijos en su afán por mantenerse en el poder.

Después, en la Grecia clásica (siglo IV y V a.C.), el tiempo pasa a concebirse como medida, como Cronos en su acepción cronológica que, según Aristóteles (Física, Libro IV) es la medida del cambio de un fenómeno percibido por el alma.

La comprensión del tiempo como medida subjetiva del cambio objetivo atravesará las posteriores interpretaciones en las subsecuentes edades de la historia

Así pasa al medioevo (Siglos V al XV d.C.) donde la comprensión cronológica del tiempo como unidad de medida se mantiene en contraposición a la eternidad propia de la divinidad única monoteísta del cristianismo. Allí, el término, según San Agustín (Confesiones, Libro XI), se reconoce como los puntos sucesivos de medida en los que se divide infinitamente la presencia de Dios en el mundo.

En la modernidad se lo comprende como unidad de medida del cambio a través de las nociones de evolución y progreso

El tiempo cronológico, en aleación cultural con el tiempo divino propio del medioevo, propicia la medición de los sucesos en relación a un futuro siempre promisorio, evolutivo y ascendente, propio de la era industrial.

En nuestra contemporaneidad observamos la crisis del término, abriéndose las perspectivas de interpretación en las que se involucra la perspectiva estética, donde el tiempo es comprendido como inmediatez, aquello que se abre y de inmediato se desvanece en la plena presencia del presente sin valor alguno más que la mera experiencia del viviente

Nina

Ante lo expuesto observamos que el término amerita una necesaria comprensión histórica donde cada apertura del fenómeno de la experiencia del sujeto ante la movilidad y el cambio se presenta como punto de inflexión para su interpretación temporaria.

En la explicación que hemos ofrecido evitamos habitar perspectivas desde el ámbito físico-natural de las ciencias debido a la escasa prolijidad de sus referencias. Es importante señalar que las ciencias naturales no intentan describirlo más allá de los valores de modelos experimentales basados en su utilidad práctica; de aquí la necesidad de pensarlo a través del diálogo con tradiciones historiográficas, teológicas y filosóficas.

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