Estas siglas, resultado de la conceptualización dada por el ingeniero finlandés Matti Makkonen (1952-2015) en la década del 70 entorno la estructura de red GSM, y que se transformaran en un ícono del lenguaje coloquial en referencia a la mensajería practicada desde el teléfono móvil, remiten a short message service (traducido al español como mensaje corto de servicio). Esta prosaica denominación refleja su cometido: transmitir mensajes breves, contemplando en la especificación original definida y firmada en junio de 1985 un límite de 128 caracteres de longitud, y luego aumentado a 160, mediante el servicio de señalización en momentos en los que este no se estuviera utilizando, modalidad que no se utilizaba mucho, por lo daba margen para comercializarse a un coste atractivo por las operadoras.
No obstante, el primer mensaje SMS sería enviado a través de la red de la operadora británica Vodafone, recién en 1992, protagonizado por los ingenieros ingléses Neil Papworth (emisor) y Richard Jarvis (receptor) a partir de un saludo de «Feliz Navidad«. El servicio de SMS estaba pensado inicialmente para operar sobre la red GSM, la cual priorizaba el servicio de voz sobre los datos, manteniendo un canal de control, aprovechado por la modalidad del SMS.
La popularidad de los mensajes cortos hizo que el servicio se mantuviera con el advenimiento de la 3G y la posterior 4G, y de hecho se mantiene vigente aún a pesar del surgimiento y fenómeno de WhatsApp y otras aplicaciones de mensajería instantánea basadas en tecnología IP.
Esta resiliencia se debe a que el servicio de SMS es el único verdaderamente universal a la telefonía. Si bien un celular convencional puede no disponer de conectividad a datos ni implementación de WhatsApp, lo que tiene en común con un smartphone de última generación es la capacidad del SMS. De esta forma, los SMS son ampliamente utilizados por entidades bancarias o servicios online para llevar a cabo operaciones como la doble autentificación de seguridad.
Las razones del éxito de los SMS se explican por el bajo precio que implicó al usuario, y la facilidad de implementación por parte de los operadores. Toda la infraestructura de torres y centrales podía aprovecharse, porque como señalamos, servicio de SMS estaba basado en una tecnología ya existente, por lo que con una actualización de software ya era suficiente para poder prestar el servicio.
El gran uso que los usuarios han hecho del SMS ha influenciado tanto el devenir de las telecomunicaciones como otros aspectos más sociales, incidiendo, por ejemplo, en el lenguaje, porque ante el coste individual de cada SMS, los usuarios empezaron a buscar formas ingeniosas de condensar la información en el mínimo de caracteres posible, recurriendo a abreviaturas, distorsiones y/o símbolos, de esta manera “por qué” se convirtió en “pq”, o “jajaja” en el sentimiento de la risa. También, los emoticonos como 🙂 o 🙁 ocuparon su lugar en las comunicaciones por SMS, tomando referencias del Internet a partir de las soluciones de chat y correos electrónicos.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 12/2018, en https://etimologia.com/sms/