Etimología de Software

Princerko

Procede del inglés como un neologismo construido a partir de soft, teniendo referencia en el inglés antiguo sefte, sobre el germámico *samfti, con base en el proto-germánico *samftijaz, asociado a la raíz *som-, manteniendo el sentido de suave, blando, amable o cordial; y Ware, reflejado en el inglés antiguo waru, ententiendo productos manufacturados, conectado al proto-germánico *waro, en alusión a objetos de índole comercial, determinado por la raíz indoeuropea *wer-(3), por notar o percebir.

Comprende los programas que trabajan sobre un sistema informático y sus periféricos, éstos últimos clasificados como hardware. El primer uso documentado del software se sitúa tardíamente en la historia de la computación, en 1958, al respecto de equiparar el valor de los procesos y rutinas de programación con el hardware en la funcionalidad de una calculadora electrónica. Ya existían sistemas de cómputo en las décadas de los años 30 y 40 del siglo XX, aunque muy poco evolucionadas en comparación a las actuales. Precisamente, existían modelos que planteaban una programación basada en operaciones mediante palancas o mandos físicos, que intercambiaban de posición, con lo que no existía un software tal y como ahora se conoce.

Los años 50 y 60 coincide en el tiempo con el pleno dominio de las memorias de ferrita, que permitían almacenar datos e instrucciones de una forma hasta entonces nunca vista, dando lugar al concepto moderno.

Si bien la idea de software se materializaba en aquella época, la visión de un algoritmo independiente de los datos se evidencia en el siglo XIX. Fue Ada Lovelace (considerada la primera programadora de la historia) quien acuñó la idea de los algoritmos para la máquina de propósito general de Charles Babbage (conocida como Máquina Analítica), la cual si bien nunca llegó a funcionar en su época, podría haberlo hecho, según una réplica construida por el Museo de la Ciencia de Londres en 1991 con procedimientos y materiales disponibles en el siglo XIX. Dicha máquina empleaba el sistema de tarjetas perforadas desarrollado para los telares diseñados por Jacquard para almacenar datos y los algoritmos creados por Lady Lovelace.

En español, italiano, portugués y alemán se ha optado por tomarlo como un préstamo linguístico. No obstante, en el caso del francés se ha adoptado la voz logiciel, mientras que en catalán se utiliza programari. Con el avance del smartphone surge una nueva denominación expresada como app, por application, que está reemplazando la percepción del usuario común, relegando el software al campo especializado.

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