Originario del latín planēta, siendo adoptado del griego planḗtēs, transmite la idea de un objeto errante, que se desplaza de un lugar a otro. La ciencia ha permitido definir cada uno como un cuerpo celeste que gira entorno a una estrella, tal es el caso de la Tierra con respecto al Sol.
De la Teoría Geocéntrica de Ptolomeo a la Revolución Copernicana que confirmó a los planetas girando en torno al sol
Esta denominación no fue caprichosa sino que estuvo en estrecha relación con la concepción que por aquella época sostenían y defendían los astrónomos griegos respecto que determinados cuerpos celestes no se encontraban fijos, y por tanto se los calificó de errantes o planetes.
En Grecia se adoptó como válida la Teoría Geocéntrica del egipcio Claudio Ptolomeo quien en el siglo II propuso a la Tierra en el centro del universo y a su alrededor girando el sol, la luna, y las estrellas que mostraban un movimiento errante y rápido, y que hoy conocemos como los planetas Mercurio, Saturno, Júpiter, Venus, Tierra, Urano, Neptuno, y Marte.
Dicha creencia se remontaba a varios siglos atrás siendo también aceptada entre los filósofos griegos más populares como Aristóteles.
En el silo XVI, en pleno auge del Renacimiento, el astrónomo Nicolás Copérnico pasó a la historia al confrontar con pruebas irrefutables que en realidad el sol se mantenía mayormente fijo y estable mientras que el planeta tierra y el resto giraban alrededor de él.
Los astrónomos Galileo Galilei y Johannes Kepler brindaron más aportes y descubrimientos en este sentido que no hicieron más que corroborar el camino iniciado con la revolución Copernicana.
En tanto, el desarrollo del telescopio fue fundamental como herramienta de observación y de hallazgos.
El interés por todo cuanto hay en el universo se remonta a miles de años atrás, antes de griegos, egipcios, y hombres de ciencia del Renacimiento.
Los griegos y los romanos elevaron los planetas a los Dioses
Con elementos rudimentarios los seres prehistóricos y sus sucesores avistaron los planetas, incluso en algunas culturas se les atribuyó una relación directa con la religión y los dioses.
En la mitología griega, los planetas se vincularon con los dioses del Olimpo (Venus con Afrodita la diosa del amor, Zeus con Júpiter el máximo exponente de dioses y hombres, Hermes el dios mensajero con Mercurio, Marte con Ares el dios de la guerra, y Saturno con Chronos el dios del tiempo) y los días de la semana (lunes=luna, martes=marte, miércoles=mercurio, jueves=júpiter, viernes=venus, sábado=saturno, y domingo=sol).
También hubo una adopción símil con algunas variantes de denominaciones en la mitología romana, con Júpiter a la cabeza de los dioses
Hoy con teorías confirmadas por observaciones y pruebas se denomina planeta al cuerpo celeste, de estructura sólida, que gira en torno a una estrella y que se puede apreciar por la luz que refleja ya que él mismo no emite luz propia.
De acuerdo a lo normado por la Unión Astronómica Internacional (UAI), una organización que data de comienzos de siglo XX y que se ocupa de decidir internacionalmente en materia de denominaciones de planetas y otras cuestiones vinculadas a los cuerpos celestes, un planeta será considerado como tal si orbita en torno a una estrella como el sol, cuenta con una masa sólida que se imponga a la gravedad, disponga de equilibrio hidrostático, y un formato de esfera.
Los planetas que hemos identificado y que conforman el sistema solar o planetario están conformados por gases (Júpiter, Saturno, Neptuno y Urano), o rocas (Tierra, Venus, Marte y Mercurio).
La tierra es única: vida y recursos naturales abundantes
El planeta Tierra, el tercero en proximidad al Sol, en el cual habitamos todos nosotros los humanos, y único hasta el momento en haber dado evidencia de vida es sin lugar a duda el más relevante a razón de esta última causa de albergar vida en todas sus manifestaciones conocidas.
Se estima que tiene una historia de vida de unos 4.550 millones de años, mientras que la vida se habría hecho presente en millones de especies unos mil millones de años después.
Los enormes recursos naturales presentes en ella: agua, minerales, combustibles fósiles como el petróleo, carbón, gas, entre otros, facilitaron la vida y su supervivencia a lo largo del tiempo.
También es el más castigado y enfermo
Ahora bien, de acuerdo a los estudios que se vienen haciendo en los últimos años con gran rigurosidad se ha determinado la triste noticia que vivimos en un planeta muy enfermo a causa de la acción negligente e irresponsable de los hombres que han ido agotando los recursos no renovables, contaminando las aguas y el aire, y realizando otras calamidades como la emisión de gases de efecto invernadero que propiciaron el avanzado y peligroso cambio climático.
La única manera de detener este progresivo deterioro es que todos los que lo habitamos nos comprometamos a desarrollar acciones amigables y sostenibles para con él: reciclar todo lo que sea posible, evitar el uso de elementos altamente contaminantes y que tardan cientos de años en degradarse como las bolsas de plástico, no talar indiscriminadamente los árboles que nos aportan entre otros beneficios oxígeno, contagiar conciencia ambiental, limitar la emisión de gases, usar vehículos «verdes» como la bicicleta, entre otras.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 11/2018, en https://etimologia.com/planeta/