Es un neologismo evidenciado en el francés axiologie, con registro en 1902 en el trabajo -Logique de la Volonté- del sociólogo Paul Lapie, sobre los componentes griegos: áxios, que refiere a la cualidad de digno o valioso, y logos, postulando un tratado o acuerdo, acompañado del sufijo -ia, marcando cualidad. De este modo, se manifiesta un término que se auto-describe, y que refiere en los tiempos actuales al análisis de los valores, observándose como una disciplina filosófica y sociológica.
Reuniendo todas estas referencias llegamos a la propuesta que le atribuyeron los griegos a la palabra: estudio de lo digno o tratado sobre lo valioso.
En tanto, el uso evolucionó hacia: teoría crítica de los valores; que es el que le damos en la actualidad para describir a esta disciplina y rama de la filosofía que se ocupa del estudio de los valores y los juicios de valor que efectúa una persona.
Por su objetivo de estudio es que junto con la deontología son las dos diciplinas que más nutren a la ética, que es la parte de la filosofía que se centra en la moral de los comportamientos humanos y que se atribuye la capacidad de calificarlos como buenos o como malos, según corresponda.
Si bien el concepto ha empezado a utilizarse con este sentido a principios del siglo XX, la preocupación del hombre por la cuestión de los valores es ciertamente milenaria, muy anterior al uso del término.
Una inquietud que atravesó al hombre de todas las épocas
Intelectuales, filósofos, autores, entre otros, han abordado el tema con suma dedicación y preocupación, y muchos de ellos los han asociado directamente a juicios morales, a las verdades que descubre y propone la ciencia, y a las apreciaciones cotidianas.
Por otra parte, se ocupa de abordar los valores negativos, contracara de los positivos, y que resultan fundamentales para poder definir que algo es valioso o no lo es.
Identifica en primera instancia la existencia de valores objetivos y subjetivos, siendo los primeros de alcance y connotación universal como la verdad, el bien y la belleza, mientras que los segundos están asociados a medios para conseguir un fin determinado, y que están casi siempre motivados por un anhelo personal.
Guías de comportamientos y agentes causales de inhibición
Estos principios guían mayormente las acciones de las sociedades y de sus principales integrantes que son los seres humanos.
Cada persona cuenta con una escala de valores determinada y personal, que puede no tener nada en común, o sí, con la de otro, básicamente, porque las personas nos construimos en base a experiencias diversas y muy singulares, y hasta con modelos personales.
Esta escala la usamos como guía para determinar lo que está bien y lo que está mal.
Los valores, ineludiblemente, se adquieren en la infancia y son el resultado de la educación familiar y de la escolar, luego participarán en la incorporación de nuevos valores otros agentes sociales que hasta pueden realizar modificaciones en los mismos, pero la base está en los primeros años de vida.
Como toda escala hay algunos valores que se ubican por encima de otros, es decir, se les atribuye una jerarquía superior o menor, segun corresponda.
De acuerdo a los especialistas, aquellos cuyas acciones se corresponden con los valores que sostienen ideológicamente son más felices y están más conformes con su vida que aquellos que elevan algunos valores pero en la práctica, y con sus acciones, los contradicen.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 01/2019, en https://etimologia.com/axiologia/