Remite su origen al francés référendum, tomado del latín referendum. Está asociado al verbo referre, que señala la acción de consultar, y a refero, sobre lo cual se entiende la idea de -trasladar nuevamente- una inquietud, en este caso con respecto a la comunidad involucrada.
Se utiliza extendidamente en el ámbito político comprendiendo un acto a través del cual se somete a votación popular un proyecto de ley o determinación, con la clara misión de atribuirle una aceptación y ratificación o rechazo, valorizando la voz de la ciudadanía.
Ejemplo de esto es el polémico Brexit pautado en junio de 2016, sobre el cual se preguntó a la población si Gran Bretaña debería continuar o salir de la Unión Europea. Con una diferencia de 3.7%, la opinión pública dictó su deseo por salir del acuerdo de integración regional. Para marzo de 2019 tendría que haber existido un plan para avanzar sobre esta decisión, sin embargo la incertidumbre y los conflictos políticos internos forzaron a pedir una extensión sobre la fecha acordada.
Está considerado como una de las herramientas democráticas por excelencia: recurre al pueblo, al soberano, para consultarlo y hacerlo partícipe de una decisión o medida que lo afectará directamente
Generalmente, los gobiernos someten a referéndum aquellas cuestiones que se destacan por su sensibilidad, por estar asociadas al progreso y desarrollo de la nación, y que afectan a la ciudadanía directamente, es decir, es tal la relevancia que ostentan y los intereses que pueden afectar que se demanda el apoyo de la mayoría para continuar, o en su defecto, para dejar de lado la iniciativa si es que tras la consulta popular la mayoría decide por el no.
Modificaciones constitucionales como la de permitir, por ejemplo, la reelección de un presidente, o la despenalización de un delito como puede ser el aborto o el consumo de drogas, suelen ser cuestiones sometidas a la consideración popular con el objetivo de lograr un acuerdo o consenso.
Funciona siguiendo las mismas condiciones que cualquier elección, suele apelar a una simple respuesta: sí o no, y dependiendo de lo acordado puede ser o no vinculante, es decir, quedar sujeto a obligación y cumplimiento inmediatamente después de su celebración.
Recurso democrático por excelencia también usado por los totalitarismos
Si bien el sistema democrático es el contexto habitual en el cual se desarrollan este tipo de iniciativas, también ha sido utilizado por gobiernos totalitarios para enmascarar su autoritarismo y generar una apariencia de libertad.
Al revisar la historia reciente se detecta que los referéndums han sido mecanismos usados en democracias sólidas, pero también en democracias débiles y dictaduras, o sea, por lo menos en la actualidad no es un dispositivo solamente aplicable en los sistemas democráticos.
Algunos casos ejemplos en este sentido que ocurrieron recientemente, y en contextos antagónicos, han sido, por un lado el referéndum celebrado en Venezuela en 2007, bajo la presidencia de Hugo Chávez, con un marcado perfil autoritario, y en el cual se sometió a consideración popular la reforma de algunos artículos de la constitución, y por otro lado, el celebrado en 2016 en Reino Unido, país gobernado a través de una sólida monarquía constitucional parlamentaria, y en el que consultó a la ciudadanía sobre si continuar o no como miembro de la Unión Europea.
Antecedente en la política Ateniense
La metodología del referéndum, expresión icónica de la democracia directa, se retrotrae a varios siglos atrás, aproximadamente en el siglo VI A.C., y a una de las civilizaciones antiguas más esplendorosas de la historia como fue la griega, donde la democracia se impuso especialmente en Atenas, la ciudad griega más desarrollada y emblemática de dicha cultura.
El referéndum, tal como se lo aplica en la actualidad, coincide con la democracia ateniense ya que en ambos son los propios ciudadanos los que deciden y tienen la última palabra acerca de una cuestión relevante de su sociedad, quedando los representantes del pueblo en un segundo plano, en el caso del referéndum, mientras que en el sistema ateniense no se elegían representantes como en las democracias más modernas sino que eran los propios habitantes quienes ejercían de modo personal el poder ejecutivo.
Algo símil sucedía en la Antigua Roma, otra de las civilizaciones icónicas de la antigüedad que tanto «copió» a la griega y de las cuales también se han copiado las sociedades modernas, donde los ciudadanos romanos redactaban y aprobaban sus propias leyes sin mediación de ningún dirigente político como en Grecia.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 11/2018, en https://etimologia.com/referendum/