Etimología de Mérito

Dmitry Kovalchuk

Se lo identifica en el latín como merĭtum, interpretado como valorización o reconocimiento, procediendo de meritus, como pasado participio del verbo merēre, por merecer, relacionándose con la expresión griega meiresthai, en alusión a tener lo que a uno le corresponde, sobre la raíz indoeuropea *s-mer-, por recibir o tomar. El mérito es un valor que se construye desde temprana edad en el ser humano como un reconocimiento por la dedicación demostrada dentro de una actividad, inculcado por los padres y el entorno educativo, para que uno lo incorpore a su personalidad y actuar. En los tiempos de la antigua Roma, se utilizaba para señalar los honores correspondientes a los combatientes retirados. A nivel religioso, el mérito se percibe como el reconocimiento de Dios, vinculándose principalmente a las acciones de la persona.

En la actualidad, si bien las condiciones socioeconómicas individuales no deberían influir en el desarrollo de este valor, la realidad es que las posibilidades de recompensa por el esfuerzo están asociados directamente al estatus social, más allá de casos excepcionales como lo ilustran numerosas estrellas deportivas. Un joven que crece en una casa cuyos padres le proporcionan una computadora de último modelo y acceso veloz a Internet tiene amplias ventajas con respecto a un joven que tiene que recurrir al sistema informático de una biblioteca o de un comercio, en este segundo caso forzado a tener que pagar por el tiempo de uso, de modo que uno tiene más facilidades, y por ende oportunidades, que otro. Ambos pueden tener mérito en sus respectivos contextos, pero no se puede negar la brecha entre ciertos beneficios y adversidades asociados a la situación particular. Del mismo modo, el pensamiento tiene que extenderse al acceso a una universidad, no sólo en términos económicos, sino también geográficos, y a una interminable lista de escenarios y factores partícipes.

Por otro lado, cuando el merito se transforma en el hecho de ser amigo de un alto funcionario público o un ejecutivo privado, se pierde la lógica y el respeto por el verdadero significado de la palabra en pos de una valoración hipócrita en detrimento de aquél que realmente merece la distinción.

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