Etimología de Karma

Delphinerodillon

Se ubica en el sánscrito como karma, postulando un hacer al respecto de una acción puntual. Para el budismo, lo que uno hace en su vida actual repercute en la forma de la propia reencarnación. Se lo proyecta entorno a la energía dada por la acción que surge de un ser pensante.

La lengua sánscrita tiene una dimensión sagrada para los brahmanes, los miembros de la casta sacerdotal del hinduismo. En consecuencia, algunas palabras presentan un profundo significado espiritual.

En nuestro idioma empleamos otras palabras de origen sánscrito, como mantra, nirvana, chakra o gurú. El uso de todas ellas en el mundo occidental obedece al interés creciente de los occidentales por las religiones y la filosofía oriental. Hay que indicar que a partir del siglo XVll los textos del hinduismo comenzaron a traducirse en distintas lenguas.

Una idea clave en la tradición budista e hinduista

En el pensamiento occidental la causalidad o ley de la causa-efecto permite comprender los acontecimientos que nos rodean. En los esquemas mentales de budistas e hinduistas el karma funciona como una ley de causa-efecto que se proyecta en los individuos. Así, una acción o un pensamiento provoca una reacción y dicho mecanismo constituye la esencia del karma.

Este vínculo causal no tiene una dimensión misteriosa, ya que se trata de algo muy sencillo: las buenas acciones crean felicidad y las malas provocan sufrimiento y dolor. Así, nuestras acciones son causas y las experiencias que vivimos a partir de ellas son los efectos.

Al mismo tiempo, lo que condiciona una acción positiva o negativa es la motivación implícita en ella. Esta ley nos permite comprender la disposición mental de cada individuo, sus experiencias personales e incluso su apariencia física. Se podría afirmar que el karma es una especie de huella invisible que se va formando en el espíritu de cada individuo.

El karma de cada persona proviene de sus vidas pasadas

Tanto para el hinduismo como para el budismo existe la reencarnación. Así, en cada una de nuestras vidas iniciamos un nuevo rumbo, pero en nuestro interior llevamos un bagaje de las anteriores experiencias vitales.

El mecanismo de la reencarnación afecta al karma individual, pues aquello que hemos vivido con anterioridad queda impreso en el alma.

Después de la muerte física, el alma no desaparece sino que se deposita en otro individuo y se produce un renacimiento. Asimismo, si la fuerza de nuestras acciones (el karma) se proyecta en un sentido positivo, la reencarnación en una siguiente vida será de orden superior. Este proceso afecta al hombre y a todos los seres vivos.

Finalmente, el ser reencarnado que hereda un karma puede llegar a alcanzar la plenitud espiritual y cuando esto sucede se denomina nirvana.

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