Etimología de Eutanasia

Tatiana Pankova

Se aprecia en el latín sobre la forma euthanasia al respecto del griego en euthanasía, presentando una composición dada por eu, que se lo interpreta como bien, con raíz en el indoeuropeo *e-su-, por bueno, y thanatos, que remite a muerte. Es una práctica que ha luchado por su legalización, siendo comúnmente ejecutado en las sombras y ante la amenaza de duras penas para los actores externos que participaran del proceso. Es un debate constante, aún cuando se determina el marco legal, por ejemplo en Colombia se lo instauró en 1997, sin embargo pasaron 17 años para que se registrara y permitiera el primer caso.

Es una medida que busca poner fin a la vida mediante la administración intencional de sustancias o la ejecución de procedimientos. Esto puede ocurrir con el consentimiento del paciente o sin que este lo haga bien sea por desconocimiento o porque su estado de salud lo incapacite para tomar este tipo de decisiones.

Esta acción, como bien expresan las raíces etimológicas, se sustenta en que su intencionalidad va dirigida a ayudar al paciente a bien-morir. Sin embargo, esto no es un hecho claro, sino mas uno que puede adquirir varios tonos o matices diferentes, que vienen dados por toda la discusión ética y jurídica que lo acompaña.

Existen varias formas de interrumpir la vida de una persona con este fin. La definición arriba enunciada se refiere a la eutanasia activa, en la que se toman acciones para finalizar la vida. Otra forma llamada pasiva, consiste en suspender los tratamientos o los soportes que prolongan la vida, dejando así que la enfermedad siga su curso natural que culminará en la muerte.

En el caso de personas con enfermedades como el cáncer en fase terminal, la administración de medicamentos derivados de la morfina, además de aliviar el dolor y la dificultad para respirar, contribuyen a disminuir la función respiratoria lo que puede llevar a la muerte, estas acciones se han considerado éticas y por tanto se considera una práctica legal.

Cuando el médico le facilita al paciente una sustancia para que este, de forma voluntaria y por sus medios, la consuma con pleno conocimiento de que lo hace con un fin suicida, ocurre lo que se conoce como un suicidio asistido. Este fue el tema de una película biográfica española que trae a la reflexión sobre el derecho de personas afectadas por enfermedades graves, terminales o incapacitantes de poner fin a su vida y a su sufrimiento, al permitírseles los medios para que tengan acceso a una muerte digna.

Es una práctica ilegal en la mayoría de los países

Esta práctica es ilegal en la gran mayoría de los países, incluso si hay un consentimiento por escrito del paciente. Las naciones pioneras en permitirla fueron los países bajos y Bélgica, en la actualidad cinco países más la permiten: Luxemburgo, Colombia, Suecia, Uruguay y algunos estados de Estados Unidos.

Varios estudios reflejan que solo un 10 a 20 % de los pacientes en fases terminales de enfermedades como el cáncer llegan a considerar realmente la eutanasia. Otras condiciones en las que el enfermo se plantea esta posibilidad, aunque con menor frecuencia, es en el caso del SIDA, la esclerosis lateral amiotrófica y las cuadriplejias.

Situaciones que motivan el deseo de finalizar con la vida

Los estudios llevados a cabo en los países y localidades en donde es permitida la eutanasia, muestran que el dolor no es lo que motiva a tomar esta decisión, sino más bien estados emocionales como la desesperanza y la depresión relacionadas con la pérdida de la dignidad y la independencia, así como las preocupaciones en torno a las dificultades financieras que estas puedan originar.

La muerte no necesariamente será rápida e indolora

Los procedimientos usados para producir la muerte asistida se basan principalmente en la administración de medicamentos. Es posible que los pacientes recuperen la conciencia tras un estado de coma o de depresión del sistema nervioso tras su administración o que incluso presenten complicaciones como la aparición de déficit neurológico (parálisis, pérdida del habla, etc.) o la agravación de uno ya existente que hagan que aparezca un cuadro peor al existente previo a las medidas adoptadas para intentar poner fin a la vida.

En otros casos es posible que la persona muera, pero tras un tiempo de convalecencia prolongado.

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