Etimología de Bélico

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Este adjetivo viene del latín bellicum, el cual a su vez deriva del sustantivo bellum, que quiere decir guerra. Algunas palabras de la misma familia son belicoso, parabellum o beligerante. Al margen de la cuestión etimológica, la guerra es la forma más indeseable para resolver los conflictos.

«Si quieres la paz, prepara la guerra» Vegecio (escritor romano)

Esta célebre máxima latina constituye un argumento clásico entre quienes entienden los conflictos armados como una realidad consustancial al género humano. «Si vis pacem, para bellum» es una afirmación incluida en un tratado militar, «Epitoma rei militaris» del siglo lV d. C. Se trata de una curiosa paradoja que nos recuerda la dimensión contradictoria del ser humano, ya que a veces para conseguir algo hay que emplear medios contrarios al fin deseado.

Las referencias a la guerra en la mitología griega y romana ponen de manifiesto que la lucha por el poder es el elemento sustancial de cualquier conflicto armado

La Titanomaquia o batalla de los titanes es un conjunto de poemas épicos atribuidos al poeta Hesíodo. Por otro lado, la Gigantomaquia hace referencia a los enfrentamientos entre los gigantes y los dioses del Olimpo.

Cuando los senadores romanos deliberaban sobre cuestiones militares, las reuniones tenían lugar en el templo dedicado a la diosa Belona, la deidad que representa la guerra. Los sacerdotes que custodiaban el recinto eran conocidos como belonarios.

Observar que los propios dioses de los relatos mitológicos se encuentran en permanente enfrentamiento por el poder.

El derecho internacional humanitario intenta minimizar el impacto de los conflictos armados

Los efectos devastadores de los conflictos bélicos son conocidos por todos: víctimas inocentes entre la población civil, destrucción, hambre, violación de derechos fundamentales, personas que pierden su hogar y se ven forzadas a desplazarse, etc.

En 1863 se fundó la Cruz Roja Internacional y un año después se firmó en Ginebra el primer protocolo sobre derecho internacional humanitario. Con estos acuerdos se ha intentado y se intenta limitar los efectos de la guerra. Así, se establecen una serie de pautas que deben respetarse en cualquier conflicto militar: respetar a la población civil, asistir médicamente a los enfermos y heridos, proteger al personal médico, garantizar la dignidad de los prisioneros, etc.

Las guerras en el futuro serán «limpias» y tecnológicas

Sabemos cómo han sido las guerras del pasado y cómo han ido mutando a lo largo de la historia. En el futuro más inmediato es previsible que los enfrentamientos militares cuenten con robots soldados y que la inteligencia artificial sustituya a los procedimientos tradicionales.

Este cambio de paradigma bélico hace que algunos hablen de «guerras limpias», un eufemismo que no debería hacernos olvidar los efectos dramáticos de la guerra.

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