Etimología de Relato

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Se forma sobre la referencia en el latín como relātus, marcando el perfijo re-, para señalar una reiteración, en este caso propio de narrar algo que ya ocurrió, así mismo se aprecia el componente lāt- que se lo interpreta como trasladar, entendiendo que en este marco uno lleva la historia a alguien, estando asociado al verbo fero, sabiendo que éste se presenta como un enunciado que posee variaciones (una de las variaciones es en la expresión lātum, y en sintonía se transforma en lāt-). El relato alude normalmente a los cuentos o narraciones breves, pues la denominación novela se usa para narraciones de mayor extensión.

En el proceso de construcción, en el marco de la literatura, el escritor debe planificar una serie de elementos: los episodios que se cuentan, qué personajes van a protagonizar una historia, en qué tiempo y dónde se desarrollará la trama, quién será la figura del narrador y que orden tendrán los acontecimientos descritos. Adoptando esta inquietud al mundo literario, creamos todo tipo de historias: mitos, leyendas, fábulas, cuentos, novelas o crónicas. Independientemente del término que se utilice, todo aquello que se cuenta con una dimensión literaria es un relato.

Uno tiene la necesidad de contar vivencias y transmitir conocimientos. Ya sea por escrito o de forma oral, comunicamos episodios que ocurrieron en el pasado, recordamos experiencias personales, inventamos historias para entretenar o, en el peor de los escenarios, manipular la verdad o usar el término como herramienta para desacreditar los dichos de alguien.

En la mitología encontramos determinadas claves

En las antiguas civilizaciones se creía que la escritura era una especie de don divino. En este sentido, los griegos consideraban que Prometeo arrebató a los dioses la escritura para regalársela a los hombres y los antiguos egipcios pensaban que los símbolos escritos eran una ofrenda de Tot, el dios del conocimiento. No hay que olvidar, por otra parte, que en la mitología griega se explica la creación literaria por la intervención de las musas (Caliope inspiraba la poesía épica, Clío la narración histórica y Erato la poesía amorosa).

Las infinitas posibilidades del relato crean la necesidad de una clasificación por géneros

Cada narración se enmarca dentro de un determinado género. En el relato detectivesco de ficción destacan los relatos de Edgar Allan Poe. En el relato de viajes el escritor es normalmente el protagonista de la historia (en este género destaca «El libro de las Maravillas» de Marco Polo, una obra que relata las peripecias de Marco Polo en las tierras de Oriente y Asia Central en el siglo Xlll).

En el ámbito de la ciencia ficción destaca «Un mundo feliz» de Aldous Huxley o «La Naranja Mecánica» de Anthony Burgess. En la literatura erótica destaca una obra por encima de las demás, el Kamasutra (si bien es un tratado de sexualidad y no una obra de ficción, se considera que esta obra resulta clave para entender la evolución de la literatura erótica).

El amor, el terror, la fantasía o la historia son igualmente referencias temáticas que sirven para etiquetar el relato.

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