Del latín, con referencia en el vocablo lacuna.​ Es uno de los depósitos naturales de agua más presentes en nuestro planeta, con una dimensión menor a la del lago, y que no está asociada a grandes masas de agua como los mares.

Los romanos usaron la palabra para referirse a aquellas aguas que rodearon y caracterizaron a la ciudad italiana de Venecia, sin lugar a duda, de las más populares, visitadas, y bellas de Italia y del continente europeo.​

Generalmente, las encontramos en las depresiones de los terrenos y se caracterizan por su mínima profundidad, porque su agua es mayormente dulce y no salada como los mares y océanos, aunque puede haber algunas excepciones, y por la gran presencia de sedimentos.​

Como señalamos, la laguna de Venecia, es la más reconocida del mundo a razón de su emplazamiento en Venecia, una de las ciudades más antiguas y valiosas en materia de patrimonio artístico y cultural del mundo, y por la gran afluencia de turismo que le llega durante todo el año.​

Se ubica al norte del Mar Adriático y dicha ciudad se encuentra dentro de la laguna lo cual le aporta un encanto adicional a la misma. ​

Se construyó sobre más de una centena de islas que están separadas por canales y unidas por puentes. ​

Patrimonio de la Humanidad

En 1987, UNESCO, declaró a Venecia y a su laguna como Patrimonio de la Humanidad.​

Respeta las características intrínsecas de las lagunas de mínima profundidad.​

La laguna y la ciudad deben afrontar, regular e históricamente, las variaciones en su nivel a causa de las mareas y los vientos que suelen acecharla entre otoño y primavera y que genera normalmente la inundación de la ciudad.​

Protección clave del Imperio Romano que facilitó su expansión económica

En sus orígenes, allá por el siglo VI, los romanos le sacaron provecho a sus aguas para protegerse de los avances de pueblos enemigos como los bárbaros.​

Se construyó en el siglo V bajo la autoridad del Imperio Bizantino y gracias a su dominio del comercio marítimo poco a poco se independizó de este.​

Hasta finales del siglo XVIII fue una ciudad-estado, la República de Venecia, que le peleó cuerpo a cuerpo la dominación del comercio en el mar a grandes potencias como China y la India; pasó por la dominación francesa y austríaca hasta que en 1866 Italia la incorporó a su territorio. ​

Inclusive fue el factor crucial de su desarrollo económico como centro de actividades pesqueras, de caza, y piscicultura.​

Preservación y control de las clásicas inundaciones que provoca en la ciudad

Su relevancia económica y turística le impusieron un riguroso plan de control y protección de sus aguas y de la ciudad que consiste de una serie de compuestas basculantes. ​

Cuando la marea está baja las compuertas están abiertas y permiten el movimiento natural del agua, mientras que cuando se pronostican mareas que superen el metro sobre el nivel del mar se accionan las compuertas para elevarlas a unos 45 grados y bloquear de este modo el ingreso de agua desde el mar a la laguna.​

La sede por excelencia del Carnaval

La fiesta más popular y legendaria es su carnaval, que se celebra desde el siglo XIII, y que supo concentrar a la aristocracia europea que solo quería diversión.​

Los asistentes celebran ataviados con coloridos trajes y máscaras que se erigieron en símbolos de la ciudad y que por supuesto son un gran negocio económico por la demanda de los turistas.​

Cuna de un acervo cultural y artístico único

A la fama de la ciudad y la laguna se suma su vasto patrimonio artístico y cultural que incluye palacios, bibliotecas, iglesias, y obras pictóricas realizadas por los mejores artistas de cada época: Bellini, Tintoretto, Bassano, Pietro Lombardo, Vincenzo Scamozzi, entre otros. ​

Y como si fuera es también la sede de acontecimientos culturales y artísticos cada año como el Festival de Cine de Venecia y la Bienal de Venecia. ​

Mentes que se pierden

Por otra parte, en la actualidad, la palabra ostenta una referencia simbólica que se aplica cuando se quiere dar cuenta del olvido de algo o del vacío que ocurre en un conjunto.​