Documentado en la obra De Madrid a Nápoles, de 1861, en el tercer capítulo titulado La Vida en Nápoles, del escritor español Pedro Antonio de Alarcón, haciendo uso del mismo para describir el estilo de los pobladores locales. Basado en el griego idiosynkrasía, está construido sobre idios, que remite a lo particular, propio de uno mismo, y synkrasis, que se entiende por temperamento, formado por el syn, actuando como unión o conjunto, y krasis, implicando la idea de mezcla, con raíz en el indoeuropeo *kere-, por quemar (en el sentido de fundir). Es la convergencia de rasgos y actitudes que identifican a una persona o grupo.

Es importancia diferenciar el elemento -cracia presentado aquí con respecto al que figura por ejemplo en democracia, siendo que este último se lo asocia con kratos en lugar de krasis, lo que se interpreta como fuerza o poder, teniendo referencia en el indoeuropeo *kar-, por duro.

Tampoco hay que confundirlo con el juego de palabras presentado por la película Idiocracia, de 2006, que plantea inteligentemente una sociedad dominada por la idiotez ante la extinción de la inteligencia.