Encuentra raíz en el latín tardío como baptismus, siendo adaptado del griego baptismós. Por su parte, se identifica el vínculo con el verbo bautizar, originado en el latín tardío como baptizāre, trasladado del griego baptízein, que se traduce como sumergir, en el contexto de un proceso de limpieza espiritual y física. Adquiere su pleno significado cuando los primeros cristianos introdujeron la inmersión en el agua como ritual de iniciación.
Según los evangelios de Mateo, Lucas, Marcos y Juan, el predicador Juan el Bautista fue precisamente quien bautizó a Jesús en las aguas del río Jordán. Este momento es conmemorado entre los católicos en la Fiesta del Bautismo del Señor, que se celebra el siguiente domingo después de la Epifanía.
Un sacramento para los cristianos
En primer lugar, la finalidad de este sacramento consiste en borrar del alma el pecado original con el que todos nacemos y convertirnos así en hijos de Dios. Así, cuando los padres de la iglesia hablan de la pila bautismal dicen que es la fuente de donde salen los nuevos hijos de Dios. En esta misma línea, en el catecismo católico se afirma que es la puerta de entrada al resto de sacramentos.
Por otra parte, los discípulos y seguidores de Jesús promovieron el bautismo en los distintos territorios donde se dedicaron a la evangelización.
Entre los ritos cristianos que acompañan a este sacramento destacan dos. El sacerdote pregunta a los padres del niño qué es lo quieren con el bautismo de su hijo (la respuesta a dicha pregunta es «la vida eterna»). En segundo lugar, quienes se comprometen con el sacramento asumen tres actitudes vitales: evitar el pecado, rechazar la tentación y no aceptar al Diablo.
A partir del sacramento del bautismo, el cristiano está expresando un compromiso de amor a Dios, un acercamiento a la figura de Jesucristo y un deseo de proximidad con la iglesia.
Los elementos simbólicos
En el rito litúrgico intervienen distintos elementos. El agua representa la idea de purificación del alma, el óleo bendito simboliza la fuerza del espíritu y la luz de la vela encendida representa la luz de Jesucristo que ilumina la vida. Al mismo tiempo, la vestimenta blanca del recién nacido simboliza la pureza del alma.
En otros contextos del lenguaje
Si alguien se inicia en una nueva actividad también utilizamos esta palabra. Así, cuando un soldado realiza su primera intervención en un campo de batalla hablamos de su » bautismo de fuego «. Por otro lado, el hecho de colocar agua en el vino se conoce con la expresión «bautizar el vino» (la práctica del vino aguado era muy habitual antiguamente y se realizaba para conseguir una mayor cantidad de vino o bien para evitar posibles borracheras).
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 05/2019, en https://etimologia.com/bautismo/