Responde a un modelo que tiene referencia en 1845 como un conjunto de personas unidas por una relación de carácter social que, en forma de esquema, conforma una red. Dicho vínculo puede exponerse por un factor de parentesco, amistad, trato profesional o el simple conocimiento recíproco (un amigo de un amigo que nos presentaron una vez, como quien dice…).

En 1929, el periodista y escritor húngaro Frigyes Karinthy formula la Teoría de los seis grados, que será básica para el surgimiento de las redes sociales informáticas. Postula que cualquier persona del mundo está unida a otra por un máximo de seis “saltos”. Es decir, que lo que separa a cada uno de ustedes, amigos lectores, del presidente de su respectivo país o un famoso artista, es un amigo o conocido y, a partir de este, avanzar a otro contacto hasta que el sexto hace posible el objetivo planteado.

Se desconoce con exactitud la fecha en la que el término llega al mundo de la computación e Internet, pero tiene muchas posibilidades de haber sido entre 1997 y 1998. Fue en esta época cuando se puso en servicio la primera red social informática, llamada precisamente Six Degrees (fundada en 1997, y activa hasta 2001). Este precursor de Facebook dio paso a un miríada de plataformas, tanto de carácter personal como profesional, entre las que destacan LinkedIn (2002), Facebook (2004), o Twitter (2006). Todas, en mayor o menor medida, recurren a la teoría de los seis grados o alguna de sus variantes surgidas a posteriori; hay quien dice que, gracias a las nuevas tecnologías, estos seis grados se han reducido a cinco, cuatro o incluso tres.

Lo que buscan es ofrecer una conectividad de un solo grado para maximizar las relaciones sociales, ya que si encontramos una persona que, por un motivo u otro, nos interesa, podemos solicitarle amistad, con lo que ya tendremos un escalón de distancia con dicha persona. Por su parte, la idea de social media, a instancias del marketing y el desarollo aplicado en estas plataformas remonta a 1994.

Ante la avalancha de espacios para la formación y desarrollo de comunidades, surge el debate sobre qué es o qué no es una red social, cuestionando si son los elementos que conforman y proporcionan el servicio (como un muro en el que compartir cosas), o bien las relaciones que se establecen entre usuarios. La respuesta a esta cuestión podría dejar a las soluciones de mensajería instantánea como WhatsApp o Telegram.