Un dios inteligente y hábil, representante del fuego y la metalurgia, a quien todos acudían para la creación de algún arma u objeto de poder, reconociendo su trabajo y capacidad, que supo construir con dedicación, habiendo sufrido el rechazo de su madre, Hera, quien lo tirara del Olimpo al nacer por su aspecto. Latinizado como Hēphaistos sobre la forma griega Ἥϕαιστος; para los romanos, se lo llama Vulcano, en latín Vulcānus, forjando un vínculo con el origen del fenómeno de los volcanes.

Concebido en la furia por Hera, como una respuesta a la vida que Zeus le da a Atenea, que saliera en una forma adulta de la cabeza del dios del trueno, y probablemente a efectos de la relación que tuvo con su primera esposa, Metis, a quien tragó luego de transformarla en una mosca por temor a la prole que podrían concebir, ante el presagio de Gea de que llegaría un niño que le quitaría su lugar.

Pero el hijo de Hera no tenía el porte de un dios, por lo que toma la decisión de deshacerse de él, tirándolo del Olimpo para el vacío. Hefesto caería por horas, y eventualmente chocaría contra el océano, para llegar a la isla de Lemnos. Más adelante, Hefesto logra su revancha con Hera, atrapándola en un trono de oro, y para liberarla pide la mano de Afrodita, justamente la diosa más hermosa. La relación forzada de ambos y la personalidad de Afrodita abre camino a numerosas traiciones, en especial con Ares, dios de la guerra. De hecho, Hefesto les tiende una emboscada a ambos, para desenmascararlos, a la vista de los otros dioses.

En otras variantes mitológicas, que también son válidas

– Se baraja que Hefesto sería hijo de Hera y Zeus.

– Se plantea que Zeus lo tira del Olimpo, enojado por su insolencia, luego de que defendiera a su madre durante una pelea con el dios del trueno.

– Sobre el origen de la cojera, por un lado, se habla que es un problema de nacimiento, y por otro, que fue consecuencia de la caída del Olimpo, ya sea propiciada por Hera o Zeus.

– Sobre el nacimiento de Atenea, se describe que Hefesto habría ayudado a Zeus a sacarla de su cabeza de un hachazo, por las jaquecas que estaba padeciendo, sin imaginar lo que pasaría al recibir el golpe.