Referido desde inicios del siglo XIX, aparece en The Indicator, edición 12, titulada Thieves, Ancient and Modern (Ladrones, Antiguos y Modernos), publicada en 1819, por el escritor británico Leigh Hunt (1784-1859), en un pasaje que hace alusión a España (imagen al pie). Es una composición dada por los componentes del griego klepto-, determinando la idea de robo, derivado del verbo kléptein, señalando la acción de arrebatar o robar, con raíz en el indoeuropeo *klep-, por robar, y -kratía, interpretándose en este contexto como gobierno, asociado a krátos, remitiendo a fuerza, sobre la base del indoeuropeo *kar-, por firme, fuerte o difícil.

No obstante, esta palabra se instala en el debate público en el siglo XXI. Bush, quien comenzara la guerra con Irak en marzo de 2003 sobre el pretexto de armas nucleares que nunca se encontraron, convoca a una iniciativa en agosto de 2006 en pos de terminar con las cleptocracias en el mundo, ilustrando la amenaza citando las personalidades de Hussein (Irak), Aleman (Nicaragua), Abacha (Nigeria) y Fujimori (Perú).

Describe estructuras sistematizadas del estado entorno al direccionamiento de los fondos públicos, permitiendo el saqueo, la corrupción y el enriquecimiento ilícito, mencionado con frecuencia en países como España, México, Nicaragua o Argentina. Siempre existen grupos de la sociedad que se benefician a partir de la implementación de determinadas políticas, es así que históricamente los más poderosos son directa e indirectamente quienes más beneficios poseen a nivel tributario, apoyados en su capacidad de influencia.

Es posible destacar como palabras asociadas a las raíces etimológicas, cleptomanía (conjugado sobre los elementos griegos klepto- y -manía), o clepsidra (dado en el griego como klepsýdra), y por el otro lado se identifican aristocracia (visible en el griego aristokratía), oclocracia (pautado en el griego ochlokratía), democracia (sobre el griego en dēmokratía), y sabiendo diferenciar el caso de idiosincrasia (por el griego idiosynkrasía), cuya referencia está regida por el griego krasis, al respecto de mezcla o convergencia.

The Indicator, 1819