Se encuentra en el latín como civĭcus, construido sobre civis, que señala al ciudadano, acompañado del sufijo -ico, en función de relación, englobando de este modo todas las cuestiones que interesan y responden al funcionamiento y la convivencia social, los derechos y responsabilidades individuales, pautado por el marco jurídico y proyectado en la organización de la estructura del estado.

Educación responde su origen al latín en educatio, asociado al verbo educāre, interpretado como educar o nutrir, sobre educere, en alusión a orientar, forjado por el prefijo ex-, reflejando una perspectiva externa, y ducĕre, sobre el indoeuropeo *deuk-, por liderar. De este modo se plantea la educación cívica.

En el marco de la enseñanza, se transmite a los estudiantes el orden cívico, en relación al compromiso individual con la sociedad, cada uno desempeñando su papel en un ecosistema armonioso y seguro, no obstante, que debe velarse por los órganos competentes. Como miembro de una comunidad, tienen que conocerse las reglas vigentes porque desconocer no libera de la responsabilidad por las acciones cometidas.

Sobre el núcleo linguístico se desprende ciudad (visible en el latín civĭtas), civil (en la forma latina civīlis), o civismo, con referencia en el francés civisme, armado sobre civis y el sufijo -isme, que responde como -ismo en español, determinando un sistema entorno a un acuerdo legal que incide socialmente.