De origen latín, en imaginatio, en conexión al pasado participio visible en la forma imagināri, por desarrollar una imagen, asociándose a imāgo, entendido como imagen porpiamente dicha, en combinación con el verbo imitāri, por la acción de imitar, este último con raíz en el indoeuropeo *aim-, entendiendo la idea de copiar. Plantea la posibilidad de la mente humana al respecto de la construcción de imágenes existentes en la realidad o creadas en la fantasía individual.

A lo largo de la historia, se ha hecho uso de la imaginación para recrear la vida de uno, así como los anhelos y necesidades de desarrollo tanto a nivel individual como colectivo. La mente y los medios que el entorno han facilitado, permitieron el surgimiento de ideas que cambiaron el mundo.

En la antigüedad, supuso tema de discusión entre los filósofos griegos. Platón y Aristóteles desde sus diálogos cuestionaron el campo sensible o insensible de las representaciones que generaba la mente, pues a través de dichas representaciones se lograba la idea, para el primero; o se llegaba a la razón para el segundo.

Los siglos dieron paso al dominio del cristianismo en el mundo occidental

El control de la conducta humana por parte de la iglesia, convirtió a la imaginación en una acción mental que debía ser controlada, pues transgredía las normas y las costumbres de la sociedad que quería imponer. A pesar de ello, hubo movimientos como el Renacimiento y posteriormente la Ilustración que hicieron alarde de la imaginación en la creación artística, desmontando los cuestionamientos religiosos y demostrando que no todas las imágenes que originaba la mente eran producto de una aberración, sino de la capacidad del hombre de sentir placer y alegría. La literatura, la pintura y las artes escénicas fueron muestra de ello.

El advenimiento del siglo XIX trajo consigo el surgimiento de la ciencia, la imaginación fue tomada como producto de la experiencia vivida por los hombres (aunque en el pasado ya se había reflexionado al respecto)

Ahora, desde el método científico tomaba el rango de objeto de estudio. La sociología y la antropología se dedicarían a estudiarlo, ya no como constructo mental individual, sino como representaciones colectivas que de una u otra manera influían en el desarrollo de las naciones, siendo en el contexto político donde mejor se expresaba.

La psicología, el psicoanálisis y la antropología filosófica en los siglos XX y lo que va del XXI, cada una en su parcela, se encargan de profundizar en este campo, ya no como una mera acción o actividad de la mente de generar representaciones, sino desde su teoría lo que hace posible una reinterpretación de las imágenes que proyecta el ser humano que moldea y construye su existencia.