Etimología de Fobia

Se aprecia en el griego como -phobía, sobre -phobe, asociado a phobos, interpretándose como temor, tal como se llamara el hijo concebido entre Ares y Afrodita, cuya figura reflejara el coraje necesario para enfrentar los mayores temores, o por el contrario, la cobardía, erguiéndose en el contexto de las guerras. Continuando el trazo etimológico, existe una raíz en el indoeuropeo *bhegw-, por huir. Acompaña el sufijo -ia, para la sustantivación dada la base del latín y la propiedad de género femenino del caso.

La denominación como tal se amerita al estadounidense Benjamin Rush (1746-1813), médico psiquiatra, quien escribiera un trabajo para la Columbian Magazine en 1786, listando en un tono personal y superficial quince formas de fobia, planteando el sentimiento irracional hacia ratas, insectos, como también al agua, poder o incluso a la iglesia.

Tal como lo sentenciara Rush, se expresa como un miedo de nivel extremo, incontrolable, que interfiere en la vida, particularmente en lo que respecta a relaciones y actividades sociales, como una barrera que impide avanzar. No se lo puede confundir con una actitud de rechazo o negación, porque no es algo que la persona puede elegir, sino que es conducida por el pavor.

Así mismo, existen dimensiones del miedo, actuando siempre como formas de impedimento u obstaculización, y que uno debe, dentro de sus posibilidades, reconocer, asumir y enfrentar para sobrellevarlo. Si bien no es lo mismo el miedo a volar a ir a rendir un examen de la universidad o a tramitar la apertura de una cuenta bancaria, para quien lo siente como tal, difícilmente apreciará la diferencia, y por lo tanto tiene que entenderse la percepción individual del síntoma como tal.

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