Observado por el filólogo Corominas en Andalucía a mediados del siglo XIX, instalado socialmente por el teólogo José María Sbarbi y Osuna como un juego de palabras en alusión a una familia andaluza compuesta por varias hermanas, quienes se paseaban de manera prepotente y ridícula, publicado en Florilegio de Refranes y Modismos en 1873 (*ver imagen abajo), extendiéndose sobre su Libro de los Refranes, el cual fuera reconocido y premiado por por la Biblioteca Nacional en Madrid en 1871 y publicado al año siguiente. El pasaje etimológico lo asocia al árabe marroquí kursi, evidenciando una transformación en el tiempo con respecto al sentido original, que tiene referencia en 1505, entendiéndose como banco o silla, permitiendo considerarlo como símbolo de conocimiento y liderazgo (como lo refleja el inglés chair, que se traduce a silla, y que se conjuga comúnmente a una autoridad, tal como lo expresa chairman).
Se utiliza para señalar una personalidad que intenta llamar la atención o destacarse a partir de manifestaciones en el contexto de los buenos modales, la forma de vestirse y presentarse, y/o las relaciones amorosas capaz de producir un sentimiento de incomodidad, verguenza o sorpresa en el otro, teniendo estrecha relación con la idea del cliché a partir de una intensidad expuesta sobre elementos clásicos.
*Citación a Cursi en Florilegio de Refranes y Modismos, 1873, de Sbarbi y Osuna
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 06/2020, en https://etimologia.com/cursi/