Responde a una conjugación sobre el verbo cargar, presente en el latín vulgar carricāre, en relación a carrus, para referirse al vocablo carro, en alusión al cargamento que uno lleva, así como aplicado de forma evolutiva al campo del transporte influenciando en carruaje, carrera, determinándose una raíz en el indoeuropeo *kers-, por corre, de la cual se desprende también una referencia en el galo carros.

De este modo, tiene que leerse entrelíneas para distinguir el valor y la responsabilidad correspondientes que trae aparejado el lugar en el que uno se desempeña o en el que pretende ejercer funciones, en el sentido de una mochila que uno carga en sus espaldas. Paralelamente, hay que estar capacitado para la posición a la que uno se postula, quedando en absoluta evidencia cuando un favor intercede en la designación del puesto, tal como suele ocurrir en el sector público a partir de los cuestionables mecanismos políticos; de hecho el Presidente de la Nación tiene la facultad de nombrar a sus funcionarios esenciales, tal es el caso del ministro de economía.

Cada cargo tiene un determinado grado de responsabilidad, con lo cual la persona, además de formada, tiene que estar psicológicamente preparada, para soportar las exigencias y enfrentar los desafíos que pueden desarrollarse.