Está regido por el griego arkhaïkós, cuya formación se sustenta en arkhē, por ‘principio’ u ‘origen’, al respecto del verbo arkhein, por ‘empezar’ como también se desprende una segunda categoría vinculada a la idea de ‘liderar’ o ‘encabezar’, y el sufijo -ico, sobre la referencia griega -ïkós, para moldear la adjetivación de palabra. El francés tiene una fuerte influencia a nivel general, tomándolo como arkhaïque, por su parte en el inglés se lo observa en arkhaic.

Sobre la raíz del verbo arkhein se reconocen dos clases de prefijos, primeramente las formas arq- y arqueo-, en la perspectiva de ‘antigüedad’, donde destaca arqueología (visible en el griego arkhaiología), arqueolítico (conjugación de arqueo-, por el griego archaio-, y lítico, por el griego lithikós), y el propio arcaico, y en segundo lugar, el prefijo Arque-, en el marco del orden ‘primero’ y ‘comando’, listando arquitecto (dado en el griego architéktōn), jerarquía (en el griego hierarkhía), arzobispo (marcado por el griego arkhiepískopos) y arcángel (en el latín tardío arkhangĕlus), o arquetipo (en el griego archétypon). De este modo se expresan los dos puntos principales de la interpretación desencadenados por el verbo, para saber diferenciar y evitar confusiones.

El Período Arcaico está comprendido entre los siglos VIII y VI a.C. como testigo del desarrollo de la civilización griega, particularmente a nivel arquitectónico y artístico, así como comercial, consolidando la estructura organizacional de la polis.

Arcaico es una cualidad asociada a algo que remonta un período de la antigüedad, y en ese marco, cuanto más lejano en el tiempo, mayor fuerza tiene. Se lo vincula, en base a sus acepciones, con anticuado, sobre el latín antiquāre, no obstante, este último tiene uso principalmente a nivel social para apuntar comportamientos o formas de vestir que no necesariamente son distantes a nivel histórico.