Etimología de Sismicidad

M-Sur

La voz sismo procede del griego seismós entendido como agitación de la tierra, a lo que se suma el sufijo -idad para forjar una conexión con respecto a las condiciones necesarias para que suceda un evento dentro de esta categoría.​ Denomina los terremotos, descriptos como temblores producidos por la liberación de energía que se acumula en forma de ondas sísmicas, sucediendo en el nivel de la corteza terrestre a causa de: un desplazamiento interior por la fricción de las placas tectónicas, fallas geológicas, o movimientos volcánicos entre algunas de las circunstancias que se manifiestan.​

Supone la disciplina que se ocupa excluyentemente del estudio de los sismos que suceden en un lugar de la tierra específico. Las zonas que se encuentran cercanas a los límites de las placas tectónicas suelen presentar una mayor sismicidad que las más alejadas.​

Nuestro extenso planeta presenta regiones que son más propensas a la sismicidad y en cortos períodos de tiempo padecen sacudidas internas de la tierra, mientras que hay otras en las cuales el fenómeno es prácticamente nulo.​

El puntapié del estudio científico sobre el tema lo inició la sismología, rama de la geofisica, que es la ciencia que estudia a los sismos, sus factores desencadenantes, y cómo es la propagación de las ondas sísmicas en la tierra.​

Severos efectos destructivos que pueden reducirse con un planeamiento en las zonas más sensibles

El afán por avanzar en su conocimiento se debió básicamente a las tremendas y devastadoras consecuencias que estos son capaces de generar en el plano vital para los seres humanos, y en el material, produciendo la ruptura del suelo, incendios, caída de edificios, entre otros.​

Cada año se suceden en el mundo infinidad de sismos, la mayoría no generan pérdidas considerables, solo un pequeño porcentaje de ellos sí lo hace y a partir de los mismos es que se procuró avanzar, tanto en la determinación de sus causas, sus magnitudes, y en la posibilidad de predicción. ​

Si bien no pueden pronosticarse, su estudio permitió identificar las zonas más propensas a contenerlos y así poder mejorar en la preparación de la población para reducir muertes, y en una edificación que los resista.​

La escala de Richter, una herramienta crucial en su medición

Desde el siglo XX son medidos con gran exactitud a través de la escala de Richter, llamada asi en homenaje a su creador el sismólogo norteamericano Charles Richter. ​

Las magnitudes más bajas, entre 2.0 y 6.9 y hasta 400 km. se miden con la misma, mientras que los mayores a esa marcha se miden con la escala sismológica de magnitud de momento.​

Richter y su colega Beno Gutenberg desarrollaron la escala Richer con la misión de diferenciar los terremotos leves, de los potentes que se dan con mayor asiduidad.​

Las explicaciones científicas y las herramientas de medición son relativamente nuevas pero claramente el fenómeno sísmico no lo es sino todo lo contrario ya que afecta al planeta desde su nacimiento.​

Supersticiones, causas religiosas y cuestiones mitológicas en la explicación del pasado

Por supuesto que con muchos menos recursos, pero el estudio de los terremotos se remonta a miles de años de atrás, habiendo registros en China de hace más de tres mil años.​

Más tarde, las civilizaciones precolombinas, Mayas y Aztecas, han dado cuenta de estos fenómenos en su tiempo.​

En la antigüedad, y hasta aproximadamente la Edad Media, se le atribuyó una explicación mística y religiosa, absolutamente alejada de la científica que predomina hoy y que es la única aceptable.​

Por otra parte han sido objeto de supersticiones y de malos augurios, especialmente en la antigüedad clásica, y se los ha responsabilizado de la destrucción de magníficas obras arquitectónicas como el Coloso de Rodas, una fastuosa estatua que se erigió en el año 292 A.C en la Isla griega de Rodas y que fue destruida por un sismo en 226 A.C.​

El terremoto más intenso registrado hasta el momento fue el de Valdivia (Chile), en 1960, en la provincia de Malleco, en la región de la Araucanía, con una magnitud de 9.6.​

Su espectacular potencia trajo aparejado maremotos y se sintió a lo largo del Océano Pacífico.

Buscador