Responde como fiel traducción a la expresión nacida del inglés augmented reality, denominado por los ingeniero Tom Caudell en 1990, en colaboración con el investigador David Mizell, cuando ambos se desempeñaban en la empresa aeroespacial Boing, no obstante la puesta en práctica y funcional le corresponde al científico Louis Rosenburg en 1992, por su experiencia Virtual Fixtures, en los labortorios Armstrong de los Fuerzas Aéreas Norteamericanas, demostrando el potencial de esta tecnología en los cascos de pilotos de aviones de combate, imprimiendo en los visores una serie de datos digitales requeridos para llevar a cabo la misión a modo de apoyo, tales como indicaciones de objetivos, o alertas ante la identificación de posibles amenazas.
De esta forma, el piloto no debía agudizar la vista ni el ingenio para discriminar las ubicaciones de interés, o distinguir entre amigos y enemigos, disminuyendo las posibilidades de error. Aunque el término se ha popularizado a partir de la segunda década del siglo XXI, su origen dentro del ámbito de las tecnologías militares manifiesta la versatilidad de su aplicación.
La realidad aumentada comprende aquellas aplicaciones (especialmente para dispositivos móviles, como smartphones o tables) que permiten ver el mundo a través de un filtro que incorpora informaciones a ser apreciadas visualmente. La idea asociada al término -aumentada-, plantea una capa capaz de superponerse a la realidad física del entorno, remarcando que la es una tecnología dinámica, lo que implica que los datos, ya sea en formato de texto o imagen, pueden cambiar según los factores involucrados.
Así, apps dedicadas a esta tarea, utilizan la cámara trasera (principal) del smartphone para mostrar una realidad convergente en la pantalla, permitiendo la actualización de la información y las georeferencias conforme uno se desplaza físicamente.
El “último grito” en materia de realidad aumentada lo han protagonizado los juegos.
Especialmente notable fue la “explosión” de Pokémon Go en el verano de 2017, aunque ya existían otras opciones que utilizaban esta tecnología, como Ingress. De esta forma, podemos ver deambular por las calles de nuestras ciudades, personas mirando al celular que parecen estar a la caza y captura de algo. Y, efectivamente, lo están… sólo que solamente pueden verlo ellos a través de sus teléfonos.
El hecho diferencial de la realidad aumentada es que la información digital que se sobrepone a la real depende de la ubicación física.
Si cambiamos nuestra localización, tendremos que mirar a otra parte con el celular para seguir apreciando la referencia digital, no porque esta haya cambiado de sitio, sino porque nosotros uno mismo lo hizo, ya sea volteándonos o desplazándonos pocos pasos.
Tampoco debemos confundir la realidad aumentada con la realidad virtual. Esta última consiste en un entorno ficticio, totalmente generado por computadora, a través del cual nos podemos mover e interactuar.
Finalmente, otro elemento que no podemos catalogar como realidad aumentada son los controles e indicadores del coche que se proyectan en el cristal delantero, como el velocímetro, o las indicaciones de dirección de acuerdo con un sistema de navegación.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 12/2018, en https://etimologia.com/realidad-aumentada/