Se ubica en el latín como pyrōpus, sobre el griego pyrōpós, estando formado por el prefijo pyro-, por pyros, en referencia al fuego, dada la raíz indoeuropea *paewr-, por fuego, y ōps, entendiendo la observación de algo como también al ojo propiamente dicho por su biología y capacidad, sobre el indoeuropeo *okw-, por ver. Originalmente a mediados del siglo XV, como plantea Corominas, describía una piedra preciosa caracterizada por el color rojo, destacando la belleza, brillo y fueza vinculándose con el fuego, tal es el caso del rubí como máximo emblema desde esta perspectiva, transformándose en un objeto de valor para homenajear a la pareja.
Alrededor del siglo XVII se adoptaría como una modalidad de elogiar a la mujer, primeramente en un sentido respetuoso y amigable con alguien con quien ya se tiene una relación de confianza, y luego se deformaría hacia la manifestación de expresiones y actitudes desubicadas a personas desconocidas, capaces de ofender e incluso atemorizar.
Sobre los elementos de construcción, pyro- destaca en palabras como piromanía (que conjuga del griego, pyro- y -manía), o pirofórico (asignado en el griego como pyrophorikós), mientras que ōps está suscripto en óptica (en la forma griega optiká), optometría (a partir de la conjugación griega que uno optós y -metría) o miope (visible en el griego mýōps).
-
Referencia APA
Benjamin Veschi, 04/2020, en https://etimologia.com/piropo/