Se ubica en el latín científico como microscopium, conjugado sobre el griego mikro-, para describir algo pequeño, y el componente del latín científico -scopium, que posee raíz en el griego -skopion, asociado a skopein, reflejando la práctica de la observación propia del ámbito especializado, y evidenciando un vínculo en el indoeuropeo *spek-, al respecto de observar.
Un invento que revolucionó la biología
En la actualidad la comunidad científica sostiene que todos los organismos vivos están formados por unidades fundamentales, las células. Esta idea fue posible gracias a la invención del microscopio, un instrumento que permite visualizar los organismos más diminutos (la mayoría de células tienen un tamaño de 200 micrómetros, lo cual no está al alcance de la visión humana).
Los lentes de cristal de este artilugio proporcionan los aumentos necesarios para que lo invisible al ojo humano se convierta en algo perfectamente visible. A pesar de que el microscopio permitió la identificación de las células, la idea de que la materia se subdivide en pequeñas partes fue expuesta por los filósofos griegos, concretamente por la escuela atomista iniciada por Leucipo y Demócrito en el siglo V a. C. No fue hasta principios del siglo XVll cuando aparecieron los primeros microscopios en Europa; curiosamente en la misma época en la que se empezaron a utilizar los telescopios.
Indicar, por último, que el primer uso del nuevo artilugio fue la observación de la calidad de las telas, aunque posteriormente fue empleado para el estudio de la célula.
En el ámbito educativo
En la etapa escolar el uso del microscopio permite a los estudiantes una mejor comprensión del mundo que les rodea. En el proceso de aprendizaje las muestras que se observan deben colocarse sobre un cristal alargado denominado portaobjetos (sobre los portaobjetos se colocan unos cristales pequeños o cubreobjetos).
Para que la muestra sea identificable, tiene que ser alargada (de esta manera es posible que la luz atraviese el cristal).
Desde lo pedagógico, el microscopio es una herramienta que ofrece múltiples opciones. Así, puede plantearse la historia de este artilugio y su desarrollo a lo largo del tiempo, el estudio in vivo e in vitro de los elementos observados, las relaciones existentes entre el mundo diminutivo y el real, y las potencialidades del microscopio en las distintas disciplinas científicas.
Distintos tipos
La primera versión de este invento fue la electrónica, pero con el tiempo se presentó el tipo óptico, el cual se basa en la introducción de un haz de luz visible para visualizar la imagen (las muestras absorben los rayos de luz y para que los componentes de la célula sean perceptibles deben ser coloreados).
En cualquier caso, este dispositivo permite estudiar la organización de las células y los tejidos. En este proceso de detección de las imágenes, las muestras deben ser preparadas adecuadamente (las técnicas histológicas son fundamentales dentro de este apartado).
Algunos microscopios ópticos específicos (por ejemplo, los de campo oscuro) permiten el estudio del relieve y de la superficie celular.
En el caso del microscopio de luz polarizada, posibilita el análisis de algunas moléculas específicas.
Por último, los microscopios de contraste de fase y los de interferencia son especialmente útiles para el estudio de células vivas (por ejemplo, para analizar el proceso de mitosis).
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 07/2019, en https://etimologia.com/microscopio/