La familia de palabras que gira alrededor de mantener se basa en la acción de apoyar, sustentar, cuidar, y conservar, así como acompañar, proteger y estar presente desde un enfoque de compromiso y responsabilidad, dentro de las capacidades que se tienen. Mantener se desprende de la frase latina manu tenēre, que se puede interpretar como ‘tener/asegurar en la mano’, donde se identifican manus, por mano, con raíz en el indoeuropeo *man-, por mano, y tenēre, al respecto de ‘tener’, sujetar o ‘asegurar’, con referencia en el indoeuropeo *ten-, por ‘extender’.

Histórica y culturalmente, sobre el siglo XIII, a base de las leyes del patriarcado, el hombre mantenía a su mujer, y en ese marco destaca la influencia en el francés maintenir sobre el sentido de ‘proteger’ y ‘proveer’.

A partir del sufijo -ido, en carácter de derivación verbal, se construye el adjetivo mantenido, que describe en general de forma peyorativa a alguien que depende de otros, cuando podría valerse por sí mismo. En la actualidad, con los avances en los derechos de la mujer y la lucha por la igualdad, se suele utilizar el término mantenido/a para atacar o desprestigiar a cualquiera de las partes en la pareja que opta por no trabajar; del mismo modo, se señala a un hijo/a capaz de desempeñarse laboralmente que continúa recurriendo financieramente a sus padres para cubrir los gastos asociados a su nivel de vida.

Por su parte, el sufijo -miento, con referencia en el latín -mentum, en propiedad de sustantivo deverbal, en calidad de acción y efecto, forma la palabra mantenimiento, cuya acepción comprende principalmente el espectro técnico, en la conservación del funcionamiento y/o reparación de objetos y estructuras de diversa índole, dentro de lo cual existen dos modalidades de actuación, por un lado, a nivel preventivo (precisamente, acompaña el uso para evitar el desgaste y problemáticas más complejas), y por otro, a nivel correctivo (aplicado en instancias inesperadas/urgentes, y/o donde no se supo resolver en tiempo y forma previamente).