El sustantivo, determinado por el latín como competentia, procede del verbo competir, visto en la forma latina competĕre, configurándose a partir del prefijo com-, actuando como unión o encuentro, y el verbo petĕre, indicando la iniciativa por alcanzar algo, sobre la base del indoeuropeo *pet-, por ir.

De este modo, se cruzan dos significaciones. Por un lado, se plantea una idea compartida por el verbo competir y el sustantivo competencia entorno a un enfrentamiento con otras personas o uno mismo, mientras que, en segunda instancia, en este caso limitándose a la palabra competencia, se describe la capacidad para ejercer una función, en relación al individuo como también a una institución pública o privada, por ejemplo, “la justicia tiene competencia para actuar en defensa del consumidor ante un abuso de poder a nivel comercial”.

El núcleo dado por petĕre se refleja también en el adjetivo competente (dado por el latín compĕtens), así como en ímpetu (impĕtus), pedir (registrado en el latín petĕre), perpetuar (en el latín perpetuāre) o repetir (visible en el latín repetĕre).