Tiene antecedente en el latín como navis, sobre la raíz indoeuropea *nau-, en referencia a un bote. La primera aeronave que trasladaba un ser humano remonta a 1961, protagonizada por Yuri Gagarin a bordo del Vostok-1, realizando exitosamente un pasaje por la órbita de la tierra. La raíz que determina esta palabra también está presente de modo activo en naval (visible en el latín navālis), navío (dado por el latín navigium), náufrago (sobre el latín en naufrăgus), navegador (sobre el latín en navigātor) o astronauta (marcado por el inglés astronaut).
Una nave, originalmente remitiendo a embarcaciones arcaicas, que evolucionaran a navíos de guerra y submarinos, y posteriormente contemplara complejas aeronaves, engloba en definitiva cualquier estructura creada por el hombre capaz de desplazarse de forma controlada sin el apoyo permanente de ruedas. Es común que se lo aplique como adjetivo para señal un vehículo automotriz de alta gama, como también, de forma coloquial, a calzados de correr o a un individuo veloz como se ilustra con Usain Bolt.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 04/2020, en https://etimologia.com/nave/