Etimología de Naturaleza Muerta

Alenek

La denominación naturaleza muerta es en realidad una incorrecta traducción del término original. Cuando se intentan trasladar palabras o expresiones de una lengua a otra es muy habitual que los términos originarios pierdan su significado genuino. Así, la fuente para este caso se ubica en el holandés, empleando la expresión stilleven, interpretándose realmente como naturaleza quieta o naturaleza inmóvil. Por lo tanto, la denominación primigenia hace referencia a la quietud de los objetos, una cuestión que no tiene nada que ver con la idea de muerte más allá de la ausencia del movimiento.

Observar que en inglés la denominación pictórica naturaleza muerta no se traduce como «dead nature» sino como «still life», tomando la misma referencia del holandés stilleven.

Curiosamente, mientras en alemán se usa una palabra muy similar a la original (stilleben), en otros idiomas se emplea un término cercano al español (nature morte en francés y natura morta en italiano). En síntesis, podríamos decir que los bodegones son calificados de dos maneras distintas: en ocasiones como algo medio vivo y a veces como algo medio muerto.

El término naturaleza muerta se empleó por primera vez en Holanda en el siglo XVll

El ser humano realizó las primeras manifestaciones pictóricas hace miles de años, cuando todavía habitaba las cavernas y no existían estructuras sociales avanzadas. Desde entonces, la pintura no ha dejado de evolucionar con todo tipo de estilos, corrientes y temáticas. Junto con el paisaje y el retrato, la naturaleza muerta o bodegón es uno de los géneros clásicos de la historia de la pintura.

Los pintores holandeses se sentían atraídos por los objetos de la vida doméstica, porque a través de ellos era posible crear sus propias representaciones sin necesidad de ceñirse a la observación pasiva de la realidad tal y como es.

Por otro lado, los elementos de la vida diaria tenían un profundo significado simbólico. En este sentido, pintores holandeses y flamencos como Jacob Van Es, Osias Beert, Jan Davidsz de Heeno o Willem Claesz Heda plasmaron su arte a través de cosas sencillas presentadas sobre una simple mesa: lámparas, jarrones, trozos de comida, libros, frutas, peces y, en definitiva, cualquier objeto inanimado. Incluso, se crearon distintos subgéneros específicos: los bodegones de desayuno, las mesas monocromas o los vanitas.

Los historiadores del arte sostienen que los creadores de estas obras pictóricas pretendían que el espectador contemplara objetos quietos que, a pesar de no transmitir ninguna emoción por sí mismos, pueden contemplarse por su colorido, por el efecto de la luz o por sus minúsculos detalles. En otras palabras, las cosas sencillas de la vida cotidiana también despiertan emociones.

En el mundo de la fotografía también hay bodegones

En el género fotográfico «Still life photography» los creadores imitan a los clásicos bodegones o naturalezas muertas. Fotógrafos como Irving Penn, Edward Weston o Sharon Core han dejado constancia de los objetos de la vida cotidiana. Esta corriente artística se ha adaptado al mundo del marketing para conectar mejor con los potenciales clientes.

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