Ambos comparten su pasaje etimológico encontrándose en el latín *companio, y la forma femenina *compania, observando el prefijo com-, que se interpreta como unión o encuentro, y panis, que remite al pan, postulando el mensaje de compartir el alimento proyectándose fuertemente entorno a Jesús y el momento puntual manifestado durante la Última Cena, con raíz en el indoeuropeo *pa-, por alimentar, o cuidar. Compañero es complementado con los sufijo -ero, como rasgo del carácter, y compañía con el sufijo -ía, en función de un marco de actividad practicado.
Un compañero es un aliado con quien establecer una relación de mutua confianza, explorándose tanto en lo personal como profesional, mientras que una compañía expone sentidos estrechamente conectados, por un lado sobre finales del siglo XIV, se lo destaca como la presencia manifiesta de una persona para otra en señal de apoyo, ya sea de forma activa o como un testigo pasivo así como en la consolidación de un grupo de combate, mientras que por el otro, hacia mediados del siglo XVI se esgrime un proyecto de negocio de carácter público o privado basado en el trabajo y la dedicación de las personas responsables e involucradas en el mismo.
Por su parte, dentro del conjunto de palabras semejantes, y que comparten algún componente de raíz, se listan compasión (declarado en las formas latinas compassio, compassiōnis), compatriota (dado en el latín compatriōta), compadre (observado sobre el latín en compăter), compañerismo (conjugado a partir de compañero y el sufijo -ismo, como agente de cualidad), pastor (visto en las formas del latín pastor, pastorōris, trazado por la referencia indoeuropea *pa-, que como se puede apreciar, expone una clara señal de protección y fraternidad).
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 06/2020, en https://etimologia.com/companero-compania/