Es un neologismo que actúa sobre los componentes griegos klepto-, al respecto de kléptein, que implica la idea de quitar o -en este contexto más puntual- robar, y -manía, que remite a una impulsividad, o comportamiento de orden patológico. Surge a mediados del siglo XIX, como una moda para justificar el hurto específico observado en individuos con alto poder adquisitivo, no obstante se caracteriza por la práctica reiterada, capaz de afectar incluso los relacionamientos más próximos. Una persona de bajos recursos también podría encuadrarse como cleptómano (denominación del adjetivo en función del sufijo -mano, como variante para -manía), sin embargo, dado su estatus social tiende a señalarse como ladrón.
Figura en las páginas del DSM-I, publicado en 1962, de la Asociación Americana de Psicología, posteriormente se distingue su ausencia en el DSM-II de 1968, y finalmente se lo clasifica en el DSM-III de 1980 como un trastorno relacionado al control de los impulsos, manteniéndose como tal en el DSM-IV del año 2000, desde donde se remarcan cinco puntos esenciales para el diagnóstico, que plantean (1) la sensación de tener que resistirse a tomar cosas que no representan ningún valor real de uso ni necesidad, así mismo un (2) sentimiento de tensión por llevar adelante el acto, y (3) placer al concretarlo, marco en el cual se (4) descartan motivos personales o de delirio, así como (5) por trastornos de la personalidad o del proceder.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 05/2020, en https://etimologia.com/cleptomania/