Tiene referencia en el latín como amor, presentándose en las lenguas romances tales como el amore italiano o el amour francés, exponiendo su importancia e influencia. Así mismo, se aprecia una posible raíz que nos traslada a los pueblos nómadas indoeuropeos, que llegaron de Asía para establecerse en Europa, cuya forma resulta similar al latín: *Amma-, en referencia a la madre en el sentido del amor inicial e incondicional que todos los seres humanos experimentamos. Esta relación se extiende al verbo amare procedente del latín, para distinguir las caricias y el cuidado de la madre, esos mimos o arrumacos y la protección que se obtienen de manos del amor verdadero. Caricias que se entonarán gracias al afecto o el dolor. Por su parte, el sufijo -or, en función de la adaptación deverbal.
Entre las teorías que circulan al respecto del pasaje etimológico, se plantea por ejemplo, de forma equivocada, desarmar la palabra identificando un prefijo a-, actuando como ‘negación’, y -mor, al respecto de mortem, remitiendo a ‘muerte’, expresando una pared sobre el final de la vida proyectando una especie de eternidad. También, podría significar lo contrario, es decir, no sería un final que nunca llega, sino un inicio destinado a intensificar una serie de sentimientos.
La literatura medieval hizo hincapié en el amor cortés como máxima expresión
Se trataba de una forma de cortejar de manifestar un afecto verdadero y sincero, propio de los caballeros. Unas pautas de comportamiento que conocemos gracias a la literatura, en obras como ‘Tirant lo blanch’. En este contexto importaban más los sentimientos que el propio físico, el caballero respetaba y cuidaba a su amada hasta conquistar su corazón.
El amor no es siempre igual, se transforma y va evolucionando hasta establecerse de una manera sorprendente en el interior de cada uno. Muchos son los mitos que a lo largo de la historia han acompañado a esta palabra.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 10/2018, en https://etimologia.com/amor/