Se aprecia sobre el latín en las formas agilĭtas, agilĭtātis, permitiendo determinar su construcción sobre el verbo agĕre, interpretado como mover, pautado en la raíz indoeuropea *ag-, por mover, y los sufijos -il, al respecto de la forma latina -īlis, como indicador de pertenencia, y -dad, que agrupa los latinismos -tas, -ātis, como cualidad en función del adjetivo de referencia. Por su parte, ágil se ubica en el latín agĭlis.
El verbo agĕre tiene una ampliada influencia, en palabras como litigar (en el latín litigāre), castigar (en el latín castigāre), cogitar (en el latín cogitāre) o agitar (en el latín agitāre, como frecuentativo de agĕre), entre otros ejemplos.
La agilidad es una habilidad innata presente en los seres vivos, expresado en distinto grado, capaz de ser potencializado a partir de técnicas que incentiven la reacción en simultaneidad con el desplazamiento. En este marco, el deporte es uno de los terrenos propicios para mejorar esta capacidad.
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Referencia APA
Benjamin Veschi, 04/2020, en https://etimologia.com/agilidad/