Etimología de Veterinario/a

La práctica profesional dedicada a tratar las afecciones de los animales, a excepción del hombre, tiene su referencia en el latín como veterinārius, identificando a individuos que se ocupaban de acudir a problemas surgidos en animales que fueran destinados a trasladar cierto cargamento, comprendiendo en su mayor parte caballos y mulas de cierta edad y/o que no podían utilizarse para fines bélicos, surgiendo por la adjetivación del plural femenino veterīnae, al respecto de veterinum, que señalaba a estas ‘bestias de carga’, al que se le vinculan dos posibles pasajes.

Por un lado, y como el planteo más extendido, se lo conecta con vetus, indicando ‘vejez’, como calificativo, entendiendo problemas de salud y la experiencia que ello acarrea, con raíz en el indoeuropeo *wet-, por ‘año’; por el otro lado, se cruza el camino etimológico con vehere, al que se remite la acción de ‘cargar’, con referencia en el indoeuropeo *wegh-, por ‘llevar’ o ‘mover’. Para cualquier caso, se complementa con el sufijo -ārius, que se adapta al español -ario, en función de la sustantivación a razón de la profesión.

De este modo, a la primera puerta, encontramos asociaciones en viejo (visto en el latín vulgar veclus, por el latín vetŭlus), o veterano (dado por el latín veterānus), y si se opta por la puerta alternativa, se observan vehículo (en el latín vehicŭlum), vehemencia (declarado por el latín vehementia) o vector (en las formas del latín vector, vectōris).

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