Responde al latín en infernum, comprendiendo el pasaje y mundo donde residen las almas perdidas de los muertos, estrechamente relacionado al adjetivo inferus, en el sentido de inferior, al respecto de infra, por debajo, con raíz en el indoeuropeo *ndhero, por abajo, y del cual se desprende también el sánscrito adnah manteniendo el sentido y encontrándose como nombre bíblico, Adnah, en alusión a un descanso eterno. Por su parte, el adjetivo infernal se ubica en el latín tardío como infernālis, asociado a inferno, dado en el latín infernus.

Existen múltiples creencias y leyendas entorno al infierno, por ejemplo, los griegos colocaban una moneda debajo de la lengua del muerto para que éste pueda pagar el peaje cobrado por Caronte, acompañado de su fiel compañero y custodio Cerbero; Hades se expone como el dios del inframundo (conjugando los componentes latinos infra- y mundus, calco del griego kósmos); la obra maestra del italiano Dante Alighieri, La Divina Comedia, que se divide en Inferno (1304), Purgatorio (1316) y Paraíso (1321) es una de las máximas representaciones a nivel cultural.