Se ubica en el italiano como capriccio, interpretándose por una emoción repentina percibiéndose fuertemente en el contexto de la creación artística, conjugando capro, para hacer alegoría a la cabra y su particular estado de ánimo, identificándose al animal en el latín capra, y riccio, por enredo y remitiendo puntualmente al erizo, dado en el latín por ericius. El francés lo adopta como caprice, y en el portugués, donde adquiere un sentido predominante de dedicación en una actividad o acción, inspirándose por el sentido originario que señalamos al respecto del arte, aparece como capricho. Otras teorías conectan con el italiano capo, por cabeza, en reemplazado de capro.
En el español se afirma como indicación a un comportar obstinado y desmedido, empujado por el deseo en lugar del pensamiento y la reflexión.
-
Referencia APA
Benjamin Veschi, 06/2020, en https://etimologia.com/capricho/