Tiene referencia en el latín cultūra, basándose en el adjetivo cultus, remitiendo al individuo culto en el marco del conocimiento reunido y/o comportar apropiado (aclarando la necesidad de reconocer y diferenciar la variante como sustantivo, desde el cual se comprenden ceremonias, grupos o movimientos religiosos), vinculado al verbo colere, interpretándose por cultivar, con referencia en el indoeuropeo *kwel-, por resolver o girar, complementándose por el sufijo -ūra, en función de la sustantivación.

Documentado en el siglo XV, dedicándose a las prácticas agrícolas, hacia el siglo XVI se utiliza entorno al progreso y nivel de formación educativo para, a mediados del siglo XIX, reflejarse al respecto de los rastros característicos de la civilización, que permite vivir y experimentar tradiciones y costumbres de generaciones pasadas, como un valor intrínseco de la identidad de la persona y la comunidad a la que pertenece. La cultura popular tiene antecedente en 1854, mientras que la moderna tendencia explorada desde la denominada cultura pop encuentra registro en 1959.