La palabra cretino tiene referencia en el francés crétin, con un probable origen en el franco-provenzal cretin, en alusión a ‘cristiano’. Originalmente, se usaba para describir a una persona con cretinismo, lo que implica cierta deficiencia mental causada por una forma de hipotiroidismo (debido a la falta de yodo). La connotación transmitía que, independientemente de que tuviera o no alguna limitación intelectual, era un ser humano, es decir, un «cristiano». Con el tiempo, el término adquirió un uso despectivo, refiriéndose a alguien considerado estúpido o ignorante.

Oraciones de ejemplo

– «No seas cretino, todos saben que eso no es cierto.»
– «Me sorprende cómo algunas personas pueden actuar de forma tan cretina.»
– «Ese comentario cretino no aportó nada al debate.»

Es importante remarcar que la construcción lingüística de la palabra cristiano, que en la mayoría de los contextos refiere a alguien que sigue el cristianismo, no tiene ninguna connotación negativa ni relación con cretino.